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Respuesta:
No hay signos de interrogación en el título. Pido dar por sentado que algo está mal con el colonialismo. No se trata, en sí misma, de una concesión exigua; la historia del liberalismo está repleta de apologías, así como condenas hacia el colonialismo. Si piensan ustedes que éste puede justificarse, es poco probable que mis argumentos les resulten atractivos; pero si están de acuerdo con que algo debe estar mal con el colonialismo, tal vez deseen saber más acerca de la naturaleza exacta de este mal.
Es tentador responder a la pregunta siguiendo una de dos estrategias fundamentales para demostrar el mal del colonialismo: un argumento parte del nacionalismo y otro de los derechos territoriales. El presente artículo defiende una explicación alternativa, argumentando que el mal del colonialismo consiste en la creación y la defensa de una asociación política que niega a sus miembros términos de cooperación equitativos y recíprocos. Para analizar la naturaleza de ese mal no se necesita ningún compromiso con el nacionalismo o los derechos territoriales.
Aun así, permítanme comenzar con unas cuantas palabras acerca de ambos. Para la mayoría de las personas el nacionalismo es algo familiar, la idea de que los grupos culturales tienen el derecho prima facie a la autodeterminación. Que el mal del colonialismo se explica por la violación de tal derecho, tiene una larga tradición tanto en la teoría política como en el discurso político. “El poder”, declaró Gandhi en su famoso discurso de 1942, “Quit India”, .* "pertenecerá al pueblo de la India, y quedará en ellos decidir a quién se le confía tal responsabilidad..." (Gandhi, 2008: 784-786). “Nos guste o no, este crecimiento de la conciencia nacional es un hecho político” y “debemos aceptarlo como un hecho”, enfatizó el Primer Ministro Harold Macmillan en su igualmente famoso discurso “Winds of change” (Vientos de cambio), dirigido al parlamento sudafricano (2011: 122). Aunque pocos teóricos normativos tomarían las palabras de Macmillan en un sentido literal, el objetivo de este artículo no es discutir las objeciones potenciales a esta opinión. A muchos lectores el nacionalismo les seguirá pareciendo atractivo, pero es probable que muchos más estén interesados en una crítica del colonialismo que no requiera comprometerse con alguna de sus versiones, ya sea declarada o disfrazada, de tipo étnico o civico
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