Respuestas
Respuesta: las demas las paso por el comentario
Mi novela La colmena, primer libro de la serie Caminos inciertos, no es otra cosa que un
pálido reflejo, que una humilde sombra de la cotidiana, áspera, entrañable y dolorosa realidad.
Mienten quienes quieren disfrazar la vida con la máscara loca de la literatura. Ese mal que
corroe las almas; ese mal que tiene tantos nombres como queramos darle, no puede ser
combatido con los paños calientes del conformismo, con la cataplasma de la retórica y de la
poética.
Esta novela mía no aspira a ser más -ni menos, ciertamente- que un trozo de vida narrado paso
a paso, sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre, exactamente
como la vida discurre. Queramos o no queramos. La vida es lo que vive -en nosotros o de
nosotros-; nosotros no somos más que su vehículo, su excipiente como dicen los boticarios.
Pienso que hoy no se puede novelar más -mejor o peor- que como yo lo hago. Si pensase lo
contrario, cambiaría de oficio.
Mi novela -por razones particulares- sale en la República Argentina; los aires nuevos -nuevos
para mi- creo que hacen bien a la letra impresa. Su arquitectura es compleja, a mí me costó
mucho trabajo hacerla. Es claro que esta dificultad mía tanto pudo estribar en su complejidad
como en mi torpeza. Su acción discurre en Madrid -en 1942- y entre un torrente, o una
colmena, de gentes que a veces son felices,y a veces, no. Los ciento sesenta personajes (1) que
bullen -no corren- por sus páginas, me han traído durante cinco largos años por el camino de
la amargura. Si acerté con ellos o con ellos me equivoqué, es cosa que deberá decir el que
leyere.
La novela no sé si es realista, o idealista, o naturalista, o costumbrista, o lo que sea. Tampoco
me preocupa demasíado. Que cada cual le ponga la etiqueta que quiera; uno ya está hecho a
todo.