• Asignatura: Historia
  • Autor: nicolle0748
  • hace 7 años

¿cuando un historiador quiere estudiar un hecho acontecimiento del pasado por ejemplo la guerra con chile ¿qué pasos debe seguir el historiador para comprenderla mejor? ​Ayuda por favor ​

Respuestas

Respuesta dada por: Anónimo
1

Respuesta:

asegurarse bien de que tiene la razon

Explicación:

Enseñanza y aprendizaje de la historia

en la educación básica

Se reconoce que para que México sea competitivo en un mundo globalizado la

enseñanza tendrá que darle prioridad a las ciencias y a las matemáticas de manera de ser capaz de generar sus propias tecnologías; sin embargo, no deben descuidarse las otras materias básicas. La enseñanza de la historia es importante por ser

la memoria de la humanidad que nos introduce en la evolución de la civilización y

los logros del género humano. Este saber ha acompañado a los hombres desde el

despegue de su vida, y la memoria de sus experiencias y descubrimientos permite

la acumulación del conocimiento y su avance continuo. A medida que la vida y la

cultura de los seres humanos se hicieron más complejas, el registro del pasado

también se transformó. Es natural que los primeros registros fueran sencillos, ya de

manera oral, ya a través de pinturas, como las rupestres, o mediante grandes piedras recordatorias de hechos especiales. Al aparecer la escritura, se hizo un recuento de mitos y acontecimientos en estelas y rollos o códices.

La necesidad de guardar noticia de las obras humanas respondía sin duda a la

conciencia de la limitación inexorable de la muerte, que empujaba a los hombres

a dejar noticia de su paso por la Tierra. Como es aparentemente el único ser que

no sólo tiene conciencia de sí, sino que reflexiona sobre sí mismo, el ser humano

desde muy antiguo empezó a preguntarse por el sentido de la vida e interpretó de

Introducción

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diversas formas su pasado. En las primeras explicaciones del pasado y del cambio

continuo de las cosas se mezclaron relaciones reales y míticas, que lentamente se

transformaron en intentos por explicar las causas profundas de los hechos humanos

y hasta deducir “leyes” de su comportamiento. También ha habido momentos del

pasado y del presente en que se le niega valor a la historia y hasta se le ha considerado dañina. No obstante, su necesidad hace que siga presente, puesto que lo

que somos, nuestras actitudes vitales, valores y creencias están determinadas por

lo que hemos sido, es decir, por nuestra historia. De ahí la afirmación de José Ortega

y Gasset: “El hombre no tiene naturaleza… tiene historia”.

Desde la antigüedad clásica, a la instrucción histórica se le dieron atribuciones

prácticas. Como los recuerdos del pasado le daban a los individuos un sentido de

pertenencia a un grupo determinado, pronto a la historia se le adjudicó una estrecha relación con el ejercicio del poder. Así, se le consideró “maestra de la vida”,

por tanto indispensable para la formación de los gobernantes. Los gobernantes

mexicas, por ejemplo, se percataron de la importancia de las relaciones históricas:

decidieron quemar los códices que explicaban sus viejos mitos fundadores para

cambiarlos por otros que pudieran inyectar unas metas ambiciosas a sus miembros

para impulsarlos a la conquista de otros pueblos.

La transmisión de una versión simplificada de la historia, en forma de mitos o

crónicas, y después de historias, siempre formó parte de la socialización de los individuos, a través de una trasmisión oral y rituales conmemorativos que contribuían a

fortalecer los lazos de unión entre los miembros de un grupo. Éstos han sido sumamente fuertes en algunos pueblos; como el judío, que a pesar de haber sido dispersado desde los tiempos tempranos del Imperio Romano, sus miembros pudieron

mantener su sentido de pertenencia a través de los siglos.

La utilidad de la historia adquirió nuevos objetivos con las revoluciones atlánticas

de los siglos xviii y xix, puesto que abrían el camino al poder y a la elección de gobernantes para la mayoría de los pobladores. La historia entonces debía responder

a una meta: contribuir a la transformación de súbditos en ciudadanos y, en razón

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