Respuestas
En Sodoma y Gomorra se cometían muchas atrocidades. Un día Dios se presentó ante Abraham y le dijo que pensaba destruir las dos ciudades. Abraham le suplicó que tuviera compasión ya que, por lo menos, debía haber cincuenta personas buenas.
-No las castigaría si así fuera -le dijo Dios.
-¿Y si hubieran cuarenta?
-Tampoco las castigaría -contestó.
Abraham siguió insistiendo, y en el regateo con Dios rebajó hasta diez. Le repitió Dios:
-En atención a diez personas justas, no las destruiría.
Dos emisarios de Dios fueron a Sodoma y desde casa de Lot fueron testigos de los espantosos pecados que cometían aquellas gentes. Le dijeron a Lot que saliera a toda prisa con su mujer y sus dos hijas, y que corrieran vega arriba, sin volver la mirada atrás, ya que si no, se convertirían en estatuas de sal.
El sol salía, y empezó a caer una lluvia de azufre ardiendo sobre Sodoma y Gomorra. Las dos ciudades, con sus habitantes, quedaron arrasadas. La mujer de Lot miró atrás y quedó convertida en una estatua de sal.
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