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Cultura y mentalidades en la España
del siglo XVI. La Inquisición
Al analizar el mundo cultural en la España del siglo XVI, debemos partir de un hecho esencial: la inmensa mayoría de la población española era analfabeta. La cultura escrita era monopolio de una minoría culta, formada por clérigos y nobles o burgueses cultivados. No obstante, la cultura popular oral estaba muy influenciada por la cultura erudita, muy especialmente a través del clero.
La mayoría de la población no podía acceder a la cultura escrita por una sencilla razón: desde muy tierna infancia los niños de los campesinos o las clases populares urbanas debían colaborar en su manutención. No había tiempo para ninguna formación. Las instituciones que se crearon con ese objetivo solo afectaron a las clases medias y altas y, sólo en muy raros casos, a las clases menesterosas.
Las universidades, entre las que seguía destacando Salamanca, se desarrollaron aunque siguieron enfocadas hacia la teología o las humanidades, dejando relativamente de lado los estudios científicos. No obstante, instituciones como la Academia de Matemáticas, creada a instancias de Felipe II, o al Casa de Contratación, con una cátedra de Cosmografía, se preocuparon por la difusión de las ciencias en nuestro país.
En lo referente a las mentalidades, España vivió en este siglo el paso de una cultura humanista, influenciada por gentes como Erasmo de Rotterdam, que defendía una cierta tolerancia, a una cultura intolerante y represiva que tendrá su mayor concreción en el ideario del Concilio de Trento y en la labor de la Inquisición.
La creación literaria estuvo fuertemente sujeta a la censura religiosa. La Inquisición se encargó de la represión y en 1559 el inquisidor general Valdés publicó el “Índice de libros prohibidos”. Prohibiendo muchas obras clave del siglo.
Pese a ello, la se vio poco afectada y la cultura española vivió una verdadera época de apogeo. Un género típicamente hispano como la picaresca alcanzó su culmen con obras como El Lazarillo de Tormes, el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Aunque El Quijote fue publicado a principios de la siguiente centuria, Miguel de Cervantes inició su labor literaria en el siglo XVI.