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Respuesta:
Se hablará de Rousseau, del “Contrato Social”, del absolutismo monárquico, de la España oscurantista en oposición a las “luces” de Francia.
Pero, como buenos revisionistas que somos, insistiremos en contradecir y oponernos a la historia oficial burdamente falsificada cuyo fin es el de reemplazar nuestra verdadera conciencia nacional por una extraña a nuestra idiosincrasia y tradición.
Por lo tanto cometeremos la herejía de desmitificar el relato oficial, por una misión más trascendental y acorde con nuestros principios, como lo es la incesante búsqueda de la verdad.
Y a ella llegaremos partiendo de la premisa mayor de que nuestra Revolución de Mayo nada tiene que ver con la Revolución Francesa. Ni como causa, ni influencia, ni como modelo. Más bien, que si hubo una visión, fue la del rechazo. Y aquí lo probaremos.
¿Es que acaso alguien en su sano juicio puede comparar la Revolución Francesa, que comenzó en 1789, efectuada mayormente por burgueses, de carácter republicana y por ende antimonárquica, contra los privilegios de la nobleza, que llevó a la guillotina a su rey, persiguió a la Iglesia y expropió todos sus bienes, implantó el régimen del Terror del cual el genocidio de La Vendee fue sólo una muestra, y finalmente hizo perder a los franceses todos sus derechos a manos del Emperador Bonaparte en 1804; en total 15 años de convulsiones, con nuestra Semana de Mayo?
La Revolución Francesa se hizo contra el absolutismo de los reyes y los privilegios de los nobles y también en contra de la Iglesia. En el Río de la Plata, no había ni nobles ni reyes. Gobernaba el país un Virrey que no tenía nada de absoluto y un Cabildo que era una genuina y antiquísima autoridad de origen popular (que por supuesto también era herencia de España) que la parte principal elegía libremente.
La Semana de Mayo, o Revolución de Mayo fue esencialmente realizada por una parte del pueblo (la parte sana e ilustrada), los militares (allí estaban los Patricios con Don Cornelio Saavedra al mando, respaldando la revolución), y sobre todo católica. Es decir que fue una revolución hecha por verdaderos señores, angustiosos de gobernarse a sí mismos por los sucesos ocurridos en la Península, pero dispuestos a mantener su tradición y cultura, a punto tal, que nuestra revolución fue en sus inicios abiertamente monárquica.
Explicación:
espero que te ayude