• Asignatura: Arte
  • Autor: moreenob677
  • hace 7 años

Sobre el texto "Esa Mujer" de Rodolfo Walsh

Cuáles son las relaciones de poder que se presentan entre los protagonistas del cuento, y entre los participantes del relato del coronel

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Explicación:Santa Evita (1995), de Tomás Eloy Martínez, aborda la Historia como una construcción ficcional e intenta, desde la subjetividad literaria, proponer una visión coherente, inclusiva y menos maniquea sobre la mítica primera dama argentina. Más que confirmar un dato o una fecha, al narrador-investigador le interesa poner en claro el origen de las palabras y las frases que le han brindado aliento vital a Eva Perón por más de medio siglo, demostrando así que ni la literatura ni la Historia son espejo en que quedan estampadas las imágenes originales de hechos o personalidades. De ahí que el narrador insista en integrar discursos a veces ficcionales y contradictorios más que en dilucidar su relación infalible con el sujeto que en verdad pudo ser Eva. La novela compara la escritura literaria y la escritura de la Historia, mientras las coteja metafóricamente con la labor de un anatomista. Desde cada uno de estos ámbitos se enfrenta el rescate y preservación de cuerpos: el cadáver que el personaje del médico español Pedro Ara trata de perpetuar mediante químicos y parafina, y el cuerpo ficcional que Martínez trata de comprender a través de cosmovisiones populares, anécdotas, rumores y fuentes inéditas. De la mano de ambos, los dos cuerpos confluyen en un mismo punto: se transfiguran en arte. Si el cuerpo vivo es imposible de rescatar también lo es el espíritu. Ara y el novelista parten de una misma conformidad: ambos apelan a sustitutos, afeites y artificios para lograr un objeto que guarde semejanza con el cuerpo y el individuo originales ya perdidos para siempre.

El anatomista convierte la carne destinada a la putrefacción en objeto estético que, según la ficción literaria, puede ser confundido con una copia de cera, vinilo y fibra de vidrio, y al cual hay que cortarle la falange de un dedo para verificar la identidad. Martínez hace del cadáver congelado por la Historia un cuerpo humanizado. La escritura literaria y la anatomía son comparadas en cuanto a las exigencias de perfección, sincronía y meticulosidad; cualquier exceso pone en riesgo el resultado final. Ara se guía insistentemente por fotos y consulta la opinión de Juan Domingo Perón para mantener el valor estético del cadáver, según confiesa en un libro testimonial de su autoría. El experto se plantea la momificación como una labor en que “la preocupación estética es la dominante; a ella hay que supeditarlo todo” (76). Cabe preguntarse si los restos de Eva hubiesen sido momificados de no haber contenido las claves espléndidas de femineidad, juventud y belleza, tan funcionales políticamente.

En esta reconstrucción literaria de Evita se utilizan otros tipos de documentos: casetes olvidados en gavetas, la memoria de individuos humildes, la voz popular, cuadernos de apuntes, cartas, notas y recibos. A partir de esas otras fuentes usualmente desdeñadas y excluidas, se construye otro objeto, diferente al cadáver estático y rígido que ha perpetuado la política y la historia. De ahí que la novela incluya como fuente válida el largo monólogo del peluquero Julio Alcaraz. Santa Evita erige como fuentes legítimas a individuos de los camerinos y la utilería de la Historia, pero a la vez a personajes puramente imaginarios. La novela está construida, como confiesa el autor, contando “hechos ficticios como si fuesen reales, empleando algunas técnicas del periodismo” (“Mito, historia y ficción en América Latina” 8). Por consiguiente, el lector se adentra en un laberinto de pistas falsas combinadas con hechos fidedignos.

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