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Amado Padre,
Desde el principio del tiempo Tú has amado a los hombres como un padre ama a sus hijos. Aún cuando sus primeros hijos te desobedecieron y rechazaron tu mano protectora tomando por si mismos la soveranía sobre sus propias vidas para ellos mismos decidir entre el bien y el mal; aún así Tu no los abandonaste a lo que en realidad se merecían. Por el contrario, Tu pusiste las bases al camino de su salvación con Tu promesa de que un día un hombre, nacido de una mujer, rompería el poder de Satanás sobre la humanidad y restauraría al hombre al destino para el cual El lo había creado-una eterna unión con Dios Padre eterno y misericordioso. Padre Eterno, envía tu Espíritu para guiarnos mientras estudiamos los acontecimientos de la historia de el hombre que se convirtió en la bisagra sobre la cual toda la historia de la salvación se convierte en la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios. En el nombre de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, Amén.