Doy 40 puntos
1 ¿Cuales Son los principales rasgos de la denominada sociedad del conocimiento o posindustrial?
2¿ Crees que los avances obtenidos por el sector cuaternario puede relegar la producción industrial? argumenta la respuesta.
3¿ Por qué crees que la innovación y la investigación son importantes para el desarrollo del país?
4¿ Cuáles tecnologías de la información y la comunicación consideran necesarias para el desarrollo en el campo de la educación?explica la respuesta.
Respuestas
Respuesta:
Agobia. La sobreestimulación a la que nos vemos abocados va a generar patologías. Nada va a ser abarcable. El torrente parece a día de hoy imposible de detener.
Discrimina. Genera una brecha cada día más cruel: la que separa a quienes tienen acceso a la educación en su sentido más amplio y quienes no lo tienen. Puede generar más diferencias por el valor que se asigna al conocimiento. En tanto que factor de poder, quienes lo detentan pueden dificultar el acceso al resto de la población.
Rompe jerarquías. Es líder y referente social quien sabe. Las personas con poder formal van a ser cuestionadas si no lo acompañan con demostraciones empíricas de que saben. El conocimiento, como interacción de pensamiento, emoción y acción, no sabe de distancias basadas en jerarquía y burocracia.
Dinamita la inteligencia única. Puntuar alto en un test que mide el coeficiente de inteligencia general no garantiza éxito. La dimensión social pesa cada día más. Hay muchas inteligencias y todas ellas están en la base de trabajar con conocimiento. ¿Asistimos a la muerte de la inteligencia única?
Incita al consumo. En tanto que fluye provoca una necesidad permanente de adquirir. Y, al mismo tiempo, ese consumo se desplaza hacia modelos de «streaming». Sean tecnologías, libros, software, videos. Sea cual sea la industria de contenidos que esté por detrás, hay que consumir día sí y día también.
Oscurece la conexión emocional. El conocimiento explícito gana relevancia. ¿Es sólo información? Lo tácito fluye con dificultad en una sociedad que llega a tener acceso a conocimiento explícito como nunca antes en la historia pudo hacerlo. Al tiempo que se valora la inteligencia emocional, la sociedad cabalga desbocada por la ladera de la relación personal «light».
Mercantiliza a la persona. Somos lo que sabemos. Resultamos, por tanto, personas mercantilizadas. Los valores y las miserias de la sociedad del consumo se trasladan directamente a los seres humanos. Somos empleables y vendibles para quienes contratan en función de nuestro conocimiento.
Fragmenta a la persona. Cuanto más sabemos más áreas de ignorancia descubrimos. Las piezas del rompecabezas tienden a infinito. Y en ese puzzle es fácil perderse y sucumbir ante la dimensión que adquiere. Vemos unos pocos árboles. Nos convertimos en fragmentos de fragmentos.
Conduce a la paradoja. Vamos hacia modelos incomprensibles a partir de la complejidad dinámica que encierra esta sociedad. Pequeños conocimientos pueden convertirse en llave de grandes transformaciones. Y al mismo tiempo, pozos de sabiduría quedan apartados en este mundo conquistado por la economía. Los conocimientos tienen precio, pero unos mucho que otros.
Diluye la identidad local. Los tabiques que separan la geografía política sucumben. El conocimiento fluye y genera un modelo de gestión líquido: la autarquía. Adiós a los extremos, adiós a la identidad fuerte. La globalización, disfrazada de glocalización, arrasa identidad. Bienvenidos al planeta Tierra.