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Respuesta:
espero te sirva
:)
Explicación:
Un gran reto, aceptado ya por la Iglesia católica, es la evangelización en y por el mundo virtual. Reto que significa un esfuerzo continuado por entender lo que es la virtualidad y cómo se transmite el mensaje del evangelio a través de él. El acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación al servicio de tantas actividades humanas, aprovechable también en las tareas de la Iglesia, se constituye en una oportunidad para proponer la Evangelización en ambientes virtuales buscando potenciar la formación de los agentes de pastoral en competencias propias de este ambiente para su desempeño como evangelizadores.
Estamos ante una verdadera revolución cultural. La invención de la máquina de vapor creó una revolución industrial, luego la electricidad y la automatización aceleraron los cambios en las mentalidades: forma de hacer, forma de creer y forma de relacionarse. Se introdujo un cambio enorme con el paulatino abandono de la época agraria para pasar a la sociedad urbana. Los procesos de automatización, aumento de la velocidad en ellos y nuevos estilos de vida dieron origen a lo que se llamó la sociedad del bienestar y de la calidad de vida. Ahora, las potencialidades de la tecnología se van desarrollando y dan origen a una cultura cibernética, cibercultura o cultura digital, que no sólo consiste en desarrollos tecnológicos, sino en una nueva manera de vivir, sentir, experimentar, comunicarse, con grandes problemas (pobreza, exclusión, violación de derechos, márgenes de rechazado) pero que se presenta como el ambiente existencial para los humanos actuales y del próximo futuro.
Habrá muchas cosas buenas y muchas cosas sombrías. Paul Mason (2016), autor del libro Poscapitalismo: Hacia un nuevo futuro trae la hipótesis de que el capitalismo como modelo económico ha llegado a su fin y debemos prepararnos para una transición a un nuevo sistema basado en las nuevas tecnologías y la reestructuración del trabajo. Dice que entre los factores que han impulsado el neoliberalismo económico y social dinero fiduciario, financiarización, desequilibrios globales y tecnología de la información, es esta última la que marca el desarrollo hacia el futuro.
El único factor positivo que contrasta con todos los negativos señalados hasta el momento es la revolución tecnológica, que fue un producto del neoliberalismo y ha continuado avanzando con fuerza incluso desafiando a la crisis económica. “La sociedad de la información ―ha escrito el filósofo Luciano Floridi― ha sido creada por la tecnología de más rápido crecimiento de toda la historia. Ninguna generación anterior había estado expuesta a tan extraordinaria aceleración del poder de la técnica sobre la realidad, con los correspondientes cambios sociales y responsabilidades éticas que ese poder comporta” (Mason, 2016: 54).
Entre esas responsabilidades éticas está la calidad de vida digna de grandes sectores sociales entendiendo esa calidad no sólo como bienestar económico sino también como bienestar social, democracia, participación, inclusión y respeto. Hay que pensar, sin embargo, que las luces de colores de un comunitarismo futuro y de una preocupación por el bienestar social provocados por la revolución tecnológica, no pueden ocultar esos problemas éticos, sumados al analfabetismo digital, al digital divide1, al hambre material, a la pobreza y al vacío espiritual. Como ejemplo se puede citar el influjo de las redes sociales en el reclutamiento de jóvenes europeos para las filas del Estado Islámico. Su conversión no se hace en lugares físicos como mezquitas o colegios, sino en la red de Internet, a través de las redes sociales (Facebook, Youtube, Twitter, Instagram, What’s Up). Señala Massimo Leone (2014), que la lucha jihadista usa las nuevas tecnologías y las adapta a sus fines de extender el pensamiento fundamentalista con su persuasión religiosa y su incitación al combate. Concluye diciendo que, a través de la red, la retórica jihadista les ofrece un modo de vida con sentido que cambia las perspectivas existenciales de los jóvenes y que las sociedades occidentales ya no son capaces de ofrecer.
Por eso, hay varias preguntas que se deben pensar: ¿Cómo debe la Iglesia o las Iglesias responder a la nueva cultura virtual o cibercultura? ¿Cómo se reflexiona teológicamente sobre la cibercultura? ¿Cómo puede la iglesia usar el ciberespacio para hacer teología y evangelización? ¿Qué se está haciendo en este campo de la ciberteología?
La hipótesis que guía este trabajo es que si las iglesias (todas las iglesias cristianas) con sus laicos e instituciones responden a las oportunidades y desafíos que el ambiente virtual presenta, teniendo en cuenta sus aspectos críticos y problemáticos, se lograría una reflexión teológica renovada, se descubrirían nuevas metodologías pastorales y se lograría obtener un campo de trabajo fecundo para el siglo XXI.
Respuesta: Todos, en si por que los españoles nos quitaron nuestras buenas culturas, y nos obligaron a creer en esa religión como si fuera la única que existiera y nos obligaron a creer y el que no creía lo mataban, por otra parte en ese tiempo había 2 iglesias para blancos y para negros en ese tiempo la sociedad era rasista, y tuvieron problemas con la agrupación de personas hacia un líder que sería el padre, otro es que antes las misas se daban en casas de familia
Explicación: