• Asignatura: Historia
  • Autor: Pierdo12449N
  • hace 7 años

la biografía de Fray Martín​


lucialemper: Fraile dominico que ingresó en la Orden de Predicadores desde el clero secular, donde había llegado a alcanzar la dignidad de arcediano. En 1259 fue elegido obispo de Segovia por el Cabildo de la catedral, siendo el primer miembro del clero regular que accedió a la sede segoviana. Su elección es la primera que se conoce con todo detalle para la diócesis de Segovia, por lo que resulta de interés detenerse brevemente en ella.
lucialemper: Tras el traslado de Raimundo de Losana al Arzobispado de Sevilla, el Cabildo designó siete compromisarios para que procedieran a la elección del nuevo prelado. Se trataba de cuatro dignidades, los arcedianos de Sepúlveda y Cuéllar, el chantre y el tesorero, y de tres canónigos. Reunidos el 8 de julio de 1259 y tras la correspondiente deliberación, declararon solemnemente haber escogido como nuevo rector de la diócesis a fray Martín.
lucialemper: El año 1260 fue de gran actividad para el nuevo prelado, que participó en las Cortes convocadas por Alfonso X en Sevilla, donde se ultimaron los detalles de la campaña que se iba a iniciar contra Niebla, fue encargado por el papa Alejandro IV de predicar por todo el reino la bula de cruzada en apoyo de la mencionada campaña del rey castellano, y obtuvo del mismo Pontífice la confirmación del acuerdo al que había llegado con el Cabildo de clérigos de Cuéllar,
lucialemper: que liquidaba un pleito que con toda seguridad se había iniciado en la década de 1250 bajo el episcopado de su inmediato predecesor en la sede. Dos años después, en 1262, Urbano IV encargó a fray Martín que se ocupara de que fueran devueltos al monasterio de Santa María de los Huertos de Segovia ciertos bienes de esta institución que habían sido enajenados indebidamente.

Respuestas

Respuesta dada por: correalaura1455
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Respuesta:

Era hijo de Juan de Porres, hidalgo pobre originario de Burgos, y Ana Velásquez, una negra liberta, natural de Panamá. Su padre, debido a su pobreza, no podía casarse con una mujer de su condición, lo que no impidió su amancebamiento con Ana Velásquez. Fruto de ella nació también Juana, dos años menor que Martín. Nacido en el barrio limeño de San Sebastián, Martín de Porres fue bautizado el 9 de diciembre de 1579. El documento bautismal revela que su padre no lo reconoció, pues por ser caballero laico y soltero de una Orden Militar estaba obligado a guardar la continencia de estado.

Hacia 1586, el padre de Martín decidió llevarse a sus dos hijos a Guayaquil con sus parientes. Sin embargo, los parientes sólo aceptaron a Juana, y Martín de Porres hubo de regresar a Lima, donde fue puesto bajo el cuidado de doña Isabel García Michel en el arrabal de Malambo, en la parte baja del barrio de San Lázaro, habitado por negros y otros grupos raciales. En 1591 recibió el sacramento de la Confirmación de manos del arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo.

Martín inició su aprendizaje de boticario en la casa de Mateo Pastor, quien se casaría con la hija de su tutora. Esta experiencia sería clave para Martín, conocido luego como gran herbolario y curador de enfermos, puesto que los boticarios hacían curaciones menores y administraban remedios para los casos comunes. También fue aprendiz de barbero, oficio que conllevaba conocimientos de cirugía menor.

La proximidad del convento dominico de Nuestra Señora del Rosario y su claustro conventual ejercieron pronto atracción sobre él. Sin embargo, entrar allí no cambiaría su situación social y el trato que recibiría por ser mulato y bastardo: no podía ser fraile de misa e incluso le prohibieron ser hermano lego. En 1594, Martín entró en el convento en calidad de aspirante a conventual sin opción al sacerdocio. Dentro del convento fue campanero y es fama que su puntualidad y disciplina en la oración fueron ejemplares. Más aún, dormía muy poco, entre tres y cuatro horas, y cuentan que, para no olvidarse de sus funciones por el cansancio, un gato de tres colores entraba a la enfermería y empezaba a rasguñarlo avisándole de su deber.

Sus hagiógrafos cuentan que tenía varias devociones, pero sobre todo creía en el Santísimo Sacramento y en la Virgen María, en especial la Virgen del Rosario, patrona de la Orden dominica y protectora de los mulatos. San Martín de Porres fue seguidor de los modelos de santidad de Santo Domingo de Guzmán, San José, Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer. Sin embargo, a pesar de su encendido fervor y devoción, no desarrolló una línea de misticismo propia. La vida cotidiana del futuro santo era frugal en extremo. Era muy sobrio en el comer y sencillo en el vestir (usó un simple hábito blanco toda su vida). Se dice que cuando murió no hubo ropa con que amortajarlo, así que lo enterraron con su propio hábito ya roído.

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