Respuestas
Explicación:
Mediante la comercialización de la producción de sus salinas, los venecianos pudieron acumular pequeños capitales con los cuales se lanzaron a la navegación marítima y al comercio a gran escala, que fueron los dos pilares en los que se asentó la existencia y el desarrollo de la ciudad. En pocas décadas sus naves surcaban las aguas del Mediterráneo de un extremo al otro, estableciendo rutas cada vez más largas y complejas, que llegaban a las islas británicas y Flandes por un lado y al mar Negro por el otro. Del oeste traían hierro, armas, madera, tejidos de lana y pieles, y del oriente bizantino e islámico oro, plata, especias, perfumes, colorantes para la industria textil, sedas, algodón, marfil, cuero trabajado, trigo, estaño, mercurio... El comercio de esclavos, aunque formalmente prohibido por la Iglesia, conoció una gran pujanza.
Venecia funcionaba como gran centro de distribución: las mercancías se descargaban en el Gran Canal, les eran aplicados los impuestos correspondientes y en breve plazo se embarcaban de nuevo hacia sus destinos: algunos en tierra firme, más allá de los Alpes, y la mayoría a otros puertos mediterráneos. A fin de garantizar su seguridad el Estado organizaba varios convoyes anuales en los que se agrupaban diversas naves mercantes que hacían una determinada ruta. En Constantinopla, Alejandría y otras ciudades portuarias de la costa siria y del norte de África, los venecianos establecieron bases comerciales, en las que disponían de almacenes, viviendas, baños e iglesia, y donde gozaban de un trato privilegiado.