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Muchos pescadores y acuicultores tropiezan con dificultades prácticas y son objeto de controversia. Es preciso superar esos obstáculos para que la pesca continúe siendo una fuente estable de alimentos y de ingresos y los acuicultores contribuyan al volumen creciente de productos acuáticos que los consumidores esperan.La controversia se centra fundamentalmente en el acceso a los recursos naturales y su aprovechamiento. Hay una doble polémica en torno a dos cuestiones básicas.La primera está centrada en los recursos naturales que el hombre puede utilizar (y, en consecuencia, alterar). Por un lado, muchos grupos de la sociedad civil quieren más recursos naturales «intactos» para su uso «no consuntivo», es decir, para que ellos los puedan ver y contemplar. Por el otro, debido al crecimiento demográfico y a una movilidad creciente, cada vez hay menos recursos naturales «silvestres». Por ello, con el tiempo el crecimiento del uso no consuntivo dejará menos recursos para uso consuntivo.La segunda se refiere a la sostenibilidad del uso consuntivo de los recursos naturales renovables. En este caso, la sociedad civil (y parte de quienes intervienen activamente en este sector) opina que algunos pescadores, y piscicultores, modifican con sus prácticas el ecosistema hasta el punto de que éste no contribuye ya a la regeneración de los recursos naturales y, por lo tanto, las tecnologías de producción utilizadas son insostenibles. Esta preocupación se manifiesta, por ejemplo, en la protesta popular contra la sobrepesca. Se considera que ésta es causante de la destrucción permanente de la vida acuática marina.El presente examen de los problemas pendientes avanza de las cuestiones generales a las concretas. El primer problema analizado es el de la gestión del sector de la pesca. En este contexto, la gestión comprende el marco jurídico e institucional que debe garantizar que la pesca de captura y la acuicultura desempeñen la función que el conjunto de la sociedad considera adecuada. La gestión debe establecer también las normas que garanticen una competencia eficiente dentro del sector y un acceso equitativo a los recursos.El análisis de la gestión va seguido de un examen de dos cuestiones más específicas incluidas en esa problemática general: el establecimiento de un entorno propicio para la acuicultura y la integración de las pesquerías en la ordenación de zonas costeras. Luego se analizan dos temas que deben ser resueltos por el sector de la pesca de captura pero que han suscitado enorme atención fuera del sector pesquero: cómo acomodar la capacidad de pesca a los recursos disponibles y cómo ordenar las capturas incidentales y los descartes.GESTIÓN DE LAS PESQUERÍAS NACIONALESEL PROBLEMAEl 90 por ciento de las capturas pesqueras mundiales se obtienen dentro de las zonas de jurisdicción nacional, debido ante todo a la mayor productividad y proximidad de las zonas costeras y de la plataforma, y el grueso de los problemas de ordenación de la pesca se registran en las zonas sometidas al control de los gobiernos nacionales. En cualquier caso, estos problemas no son nuevos. La necesidad de que los gobiernos tomen conciencia de la situación de las pesquerías, apliquen políticas eficaces para evitar el agotamiento de los recursos y el despilfarro de los insumos y facilitar progresivamente la rehabilitación de las poblaciones es un hecho admitido desde hace al menos 50 años.La situación actual de las pesquerías mundiales - el 60 por ciento de las principales poblaciones comerciales supervisadas requieren sistemas mejorados o nuevos de ordenación- refleja la necesidad de un mecanismo acertado de gestión. El desafío que se presenta a los gobiernos es cómo ordenar las pesquerías en una forma que permita el aprovechamiento completo y sostenible de los recursos, junto con la eficiencia económica y una generalización de los beneficios sociales. Por otro lado, cada vez son más los que admiten que la responsabilidad de la ordenación no es competencia únicamente de los gobiernos, ya que se trata de una responsabilidad compartida de quienes participan directamente en el sector pesquero y de otros que se consideran con derecho a intervenir en las decisiones referentes al patrimonio de la humanidad.En los años ochenta muchos preveían ya que la gestión de las pesquerías mejoraría notablemente, en paralelo con el establecimiento de la jurisdicción nacional ampliada en virtud de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Así ocurrió en los países con capacidad e interés para reforzar su sistema de gestión. En muchos casos participaban ya en las pesquerías de las zonas económicas exclusivas (ZEE) o tenían capacidad fácilmente disponible -por ejemplo, pescadores capacitados, capital de inversión, infraestructura- dentro del sector. La experiencia posterior ha demostrado que incluso en las circunstancias más favorables el logro de un buen sistema de gestión es un proceso prolongado.
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