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Medidas de prevención
La pandemia se llevó consigo alrededor de 50 millones de personas. Cada país trató de evitar el contagio masivo a su manera. No era de extrañar ver a la gente con mascarillas o impartir las clases al aire libre, con el pretexto de que el aire exterior impedía cualquier infección. Por ejemplo, en la ciudad de San Francisco se multaba a todo aquel que no llevara una mascarilla puesta.
En Reino Unido, donde fallecieron aproximadamente 250.000 ingleses y tal y como recoge el historiador y columnista británico Ben Macintyre en The Times, se recomendó dejar de dar la mano a la hora de saludarse y no besarse con nadie. La enfermedad azotó a la isla en primavera de 1918 aunque el momento más catastrófico llegaría a finales de año, donde la tasa de mortalidad y de afectados ascendería enormemente.
Sin embargo, pese a las bajas, solo los centros de educación primaria se vieron cerrados. Los colegios de secundaria, así como cines e iglesias, estuvieron abiertos casi en su totalidad durante los dos años de gripe española. Sí que se pospusieron los entierros y muchos líderes de opinión y doctores recomendaron todo tipo de excentricidades sin fundamentar para evitar el contagio: whisky, cebolla y hasta cigarrillos.