¿cuales deben ser los elementos toxicos que debemos quitarnos de encima como aportes negativos a la paz del pais
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Con la paz en curso es conveniente preguntarse de qué paz estamos hablando. La paz es un concepto complejo, polisémico y polivalente que necesita ser discernido en sus múltiples caras.
Una epistemología de la paz exige precisar cuándo nos referimos a la paz negativa, a la paz positiva, a la paz diferencial y a la cultura de la paz como pivote de la reconciliación.
Colombia y su Estado acumulan décadas de esfuerzos orientados a superar el fenómeno de la guerra y la confrontación bélica que ha significado un gigantesco daño en diversos ámbitos de la sociedad. Miles de muertos, desaparecidos, millones de desplazados y niveles extremos de pobreza son pruebas de una tragedia de proporciones descomunales, solo comparables con los daños ocasionados a la especie humana por la primera y segunda guerras mundiales, ocurridas en el siglo XX.
Desde finales de los años 20 del siglo pasado, la disputa por la tierra, monopolizada por un puñado de grandes latifundistas, herederos coloniales de la misma, ha sido el motor de un conflicto cruzado por la muerte y la sangre. Indígenas y campesinos han sido los protagonistas de históricas luchas por la democratización de la propiedad rural, recurriendo a reclamos legales y acciones de hecho con tomas de latifundios y grandes fundos dedicados a la ganadería extensiva ( http://bit.ly/1UYmmOJ ).
Luego de décadas en que se ha intento superar el enfrentamiento armado con políticas institucionales de negociación civilista, por primera vez se da en Colombia un proceso sólido, coherente y consistente, diseñado claramente para obtener los resultados concretos que estamos viviendo en los actuales momentos en que ocurre la masiva desmovilización de los frentes guerrilleros de las Farc.
No pudo Belisario Betancur en los años 80; tampoco Gaviria, en los 90; menos Pastrana en el Caguan, al despegar el nuevo siglo. Fracaso Uribe Vélez en sus planes de guerra para exterminar las guerrillas con el masivo apoyo financiero y logístico del Estado Norteamericano y la participación de los grupos paramilitares involucrados en masacres y exterminios masivos de población agraria cercana a la resistencia armada.
Desde el 2010, Santos se enfocó en esa tarea. Sobre la experiencia histórica y con el modelo de negociaciones exitosas en el plano internacional (Irlanda, Salvador, Sur África, Guatemala, Nepal, etc.) se planificó políticamente una salida a la guerra colombiana.
En tal sentido, los acumulados científicos, iniciados desde los años 50 en el mundo, de las Ciencias sociales en materia de paz, conflicto, violencia, cultura de paz y soluciones dialogadas, contribuyeron al diseño y proyección de la nueva estrategia de paz.
Esquema que parte del reconocimiento de la naturaleza política del conflicto armado y de sus actores protagónicos.
Han transcurrido casi seis años de encuentros, diálogos, acuerdos, firma de documentos y desencuentros y el resultado hoy es una contundente realidad de extinción de los episodios bélicos sangrientos.
Hoy millones de seres humanos de este país construyen hechos de paz y convivencia.
La paz es hoy un hilo conductor de grandes masas ciudadanas en las veredas, municipios, regiones y departamentos.
Los dispositivos centrales de la sociedad, los que apalancan la organización de la familia, la comunidad y la sociedad, como el Estado, la iglesia, la escuela, los partidos, los medios de comunicación, las redes sociales, los sindicatos, las juntas comunales, enfocan y priorizan su discurso y quehacer en la reconciliación y la convivencia. En el rechazo de la violencia como metástasis del conflicto.