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Explicación:Los físicos midieron la velocidad de la luz y encontraron que viaja a 299.792.458 metros por segundo. Además dedujeron que el Universo tiene aproximadamente 13.000 millones de años de edad.
Sin embargo, ¿nos sirve esto de algo cuando prendemos la luz y nos levantamos de la cama en las mañanas?
Los biólogos pueden decodificar el ADN que hace posible la vida y los químicos pueden describir en detalle cómo se descomponen los cuerpos. Pero, ¿nos tranquiliza este conocimiento cuando contemplamos nuestra propia muerte?
Esas son las cuestiones subyacientes en la pugna cultural que está teniendo lugar entre la religión y la ciencia.
Es como es
Recientemente entró al ruedo el libro "On being" (Sobre ser), en el que el químico de la Universidad de Oxford Peter Atkins reune todo lo que la ciencia ha descubierto sobre esas grandes preguntas y concluye que la evidencia es incuestionable.
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La ciencia nos dice todo lo que queremos saber, según Atkins.
"Toda pregunta real, como 'de dónde viene el Universo', 'hacia dónde va' y 'cómo va a llegar allá': no hay nada de esa naturaleza que la ciencia no pueda iluminar", señala.
Impulsados por un optimismo inexorable, dice, los científicos están poniéndose a prueba en todas partes, removiendo cielo y tierra. Lo que encuentran son hechos, hechos y más hechos, con consecuencias que no podemos ignorar.
La ciencia, alega, tiene toda la evidencia necesaria para probar que el Universo "no tiene ningún propósito": se nace como un animal inteligente sin alma o espíritu, y no hay nada que quede vivo después de que el cuerpo se muere.
"Si la ciencia encuentra hechos que son, digamos, verdaderos... a pesar de que sean inquietantes, tienen que ser aceptados", declara.
"Yo pienso que la ciencia expone la maravilla del mundo como es. Uno no necesita fantasías para asombrarse. La ciencia es la gloria verdadera, mientras que la religión es la gloria fabricada", opina.
Las nociones religiosas de alma y espíritu, de la vida eterna y el juicio final, no son más que "fantasía", dice.
"A mí no me importa que la gente apele a falsos consuelos, pero uno tiene que saber que son falsos".