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Explicación:Los bárbaros
Todos los pueblos de la Antigüedad miraron con desdén a sus vecinos. Los clásicos dieron el nombre de bárbaros a todos los extranjeros de las comarcas fronterizas con el Imperio, y con los que lucharon, si bien se limita la consideración a los que, ocupando en Europa las comarcas al norte del Imperio, invadieron éste, apoderándose de su parte occidental.
Estos pueblo formaban tres grupos: el de raza amarilla (avaros y hunos); el de raza blanca eslava (vendas, en lo que hoy es Polonia), sármatas, entre el Danubio y el Theis, y alanos, a orillas del mar Negro, y el de raza blanca germánica, grupo del cual nos ocuparemos más especialmente.
Los germanos eran indoeuropeos, como los griegos y latinos. En ellos las aficiones guerreras se muestran en grado sumo, al par que el trabajo se considera como menos digno. Había hombre privilegiados, nobles y plebeyos, existiendo también la esclavitud. La patria potestad tenía un concepto bastante análogo, en lo absoluto, al de los romanos. Aunque lo general era la monogamia, la poligamia aparece admitida entre los nobles. Respeto a lo penal, no existe autoridad judicial propia y que investigue los delitos; es preciso que venga la querella o instancia del ofendido, que se resuelve por una compensación material y pena pecuniaria (composición o verghel).
Su religión era naturalista, siendo sus principales dioses Wodan u Odin, que se identifica con Mercurio, y cuya esposa, Freya, es la diosa germánica por excelencia. Odin no acogía en su paraíso (Walhalla) más que a los guerreros caídos en los combates.
La raza germánica puede considerarse dividida en dos grandes ramas: la teutónica y la gótica. En la primera tenemos a los francos, junto al Rhin, sajones, entre el mar del Norte, el Rhin y el Elba; y al norte de ellos los anglos; junto al Elba, los longobardos; entre el Oder y el Vístula, los borgoñones y los vándalos. Otro pueblo era el de los godos, que se dividía en dos: visigodos o godos del oeste y ostrogodos o godos del este.
Estos pueblos se habían ido infiltrando en el Imperio, que dio entrada a muchos individuos, primero en los cuerpos auxiliares del ejército y luego en las mismas legiones.
También al despoblarse los campos fueron colocados en ellos como colonos. Después viene el período de las invasiones, siendo de las más terribles la de suevos, vándalos y alanos (405), y la de los visigodos, que entraron en Italia acaudillados por Alárico (410).
A la península ibérica sólo vinieron representantes de la raza germánica tanto gótica, como teutónica o escíta: a la primera pertenecían los visigodos (2) y suevos (3), y a la segunda los alanos, vándalos y hérulos.