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FALLECIMIENTO DE RICARDO PALMA. El autor de las “Tradiciones Peruanas” nació en Lima el 7 de febrero de 1833 en una casa del actual jirón Ayacucho.
Estudió en el Convictorio de San Carlos. Desde los 20 años había estado presente en episodios importantes de la historia nacional como las luchas de los últimos caudillos, el gobierno de Castilla y el combate del 2 de mayo, donde se salvó de morir minutos antes de estar en el torreón de la Merced.
A pesar de haber estudiado con Bartolomé Herrera, fue liberal. Por cuestiones políticas y apoyar a Manuel Ignacio Vivanco se autoexilió en Chile durante 3 años. A su regreso fue nombrado cónsul y viajó a Europa, estuvo en Francia, Italia y España. Luego de la rebelión de los hermanos Gutiérrez decidió retirarse de la política y dedicarse al periodismo.
Ya a los 15 años había publicado su primer artículo en el periódico satírico “El Diablo”. Escribió en “El Burro” (1852), “El Heraldo” (1854), “El Liberal”, “La Revista de Lima (1859-1863), “El Nacional” (1865). Fue director del semanario “La Campana” (1867). Colaboró en “El Correo del Perú” (1872-1878), y La Broma (1877-1878), “El Perú Ilustrado” (1887-1892) y “El Comercio”.
Palma formó parte de una importante generación de escritores liberales entre los que se encontraban Manuel Nicolás Corpancho, José Arnaldo Márquez, Clemente Althaus, Carlos Augusto Salaverry entre otros. Todos ellos ubicados dentro del romanticismo literario.
Además del periodismo Palma escribió una abundante producción literaria entre las que destaca la poesía, obras teatrales y tradiciones: Los marañones (novela perdida), Anales de la Inquisición de Lima (1863, 1872, 1883 y 1897), Anales del Cuzco (1901), Papeletas lexicográficas (1903), Apuntes para la historia de la biblioteca nacional (1912) y por supuesto las “Tradiciones Peruanas” recopilación de tradiciones escritas entre 1860 y 1914. Esta obra se comenzó a publicar en 1872.
Esta gran obra es un libro original, Palma creó el género de la tradición, mezcla de historia y fantasía, sazonada con ingenio, amenidad y cierto lenguaje popular. Esta obra es la base de nuestra visión del pasado peruano y uno de los fundamentos de nuestra idea de peruanidad.
Durante la ocupación de Lima por las tropas chilenas su casa fue incendiada, perdiéndose su valiosa biblioteca.
En 1883 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, que había sido saqueada por los chilenos. Palma inició la segunda reconstrucción de la biblioteca nacional, pidiendo donaciones y haciendo gestiones con sus colegas de otros países. Se convirtió así en el “bibliotecario mendigo”. Gracias a su gestión se pudo reabrir la biblioteca en 1884.
Tuvo una intensa vida literaria. En 1878 fue incorporado en la Academia española de la Lengua, también promovió la creación de una academia de historia nacional, que no prosperó. En 1892 viajó a España para el Cuarto centenario del descubrimiento de América.
Estuvo en la dirección de la biblioteca nacional hasta 1912, año en que renunció por diferencias con el gobierno de Leguía. Se retiró a vivir a su casa de Miraflores alejado de la nueva generación de escritores que criticaron duramente su obra, fue el caso de Manuel Gonzales Prada quién también criticó su gestión de 29 años en la Biblioteca Nacional.
Durante lo últimos años recibió varios homenajes de sus amigos y admiradores. En Miraflores se dedicó a escribir y siempre estuvo rodeado de su familia. Dos de sus hijos destacarían en las letras peruanas: Clemente y Angélica. Otro día hablaré de ellos.
El 6 de octubre de 1919 murió mientras dormía. Tenía 86 años. En esta imagen mostramos la última foto de Palma. (Juan José Pacheco Ibarra)