• Asignatura: Castellano
  • Autor: mirandalatorre1205
  • hace 7 años

Necesito leyendas pero no el nombre solo sino toda la leyenda nii muy corta ni muy larga que no sea muy infantil pero tampoco de tanto terror, ya había preguntado esto pero necesito variedades, si ya hay dos reespuestas agradesco me las escriban en ''pedir más detalles´´ Gracias

Respuestas

Respuesta dada por: kevinpf2009
0

Respuesta:

Ser sincero aumenta tu autoestima

En otras palabras, para despertar el agrado o la admiración en los demás. ... Esto quiere decir que entre más sincera sea una persona, hablando de sí misma tal y como es, mayores posibilidades tiene de despertar la simpatía y la admiración en los demás.


mirandalatorre1205: Eso no es una leyenda eso es un
mirandalatorre1205: Es una enzañanza
kevinpf2009: jajaj
kevinpf2009: lo se
Respuesta dada por: nathyoviedocorrea
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Respuesta: esta es una leyenda que encontre en internet y que tambien conozco.

Espero que te sirva, la leyenda se llama: "la mujer herrada"

“Un clérigo no muy viejo, con su medio siglo a cuestas, vivió en México en la calle que llamamos de la Puerta Falsa de Santo Domingo en mil seiscientos setenta”. Este clérigo solitario decidió buscar una mujer con quien vivir, acto que fue repudiado por los fieles a la iglesia y por su mejor amigo y compadre quien ejercía el oficio de herrero. Al clérigo no le importó la situación y aún así vivió con la mujer.

Cierto día a altas horas de la noche tocaron insistentemente a la puerta del herrero quien vivía en la calle de las Rejas de la Balvanera: “Abre por fin tembloroso y frente a frente se encuentra con dos negros que aparecen llevando una mula negra. Y con empeño ruegan que ponga hierros a su mula, con la mayor diligencia”. Creyendo que era encargo de su amigo el clérigo, accedió amablemente, entonces tomó las herraduras, y con los clavos, martillo y tenazas puso las herraduras a la mula.

Por la mañana, ansioso el herrero fue a ver a su amigo el clérigo para saber el por qué del favor nocturno tan apresurado. Al llegar a la calle de la Puerta Falsa de Santo Domingo, el herrero subió veloz la escalera hasta llegar a la recámara y despertar a su amigo para preguntarle sobre la mula. El clérigo soltó una carcajada y le dijo que él no tenía esclavos ni mula y mucho menos para qué causarle molestia a altas horas de la noche, que probablemente era una broma. Fueron a contarle a la mujer de clérigo la graciosa historia y terrible sorpresa se llevaron.

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