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Respuesta:
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Explicación:
Camaleón, después de tantos y tantos cambios de color, llegó un momento que no recordaba cuál era su aspecto real.
Continuamente se amoldaba al color del animal o planta que tenía más cerca. Ya no sabía cuál de todos ellos era su auténtico aspecto.
Una buena mañana soleada salió decidido a conocer su verdadero color.
En primer lugar se encontró con el alegre canario, que cantaba feliz en la rama de un árbol.
– Amigo canario, ¿podrías ayudarme a saber cuál es mi color?
– Claro que si – contestó el canario muy convencido -. Es muy fácil tu pregunta. Eres de un deslumbrante amarillo, tanto que despierta a cualquiera que este adormilado. Igualito que yo.
El canario sonrió satisfecho y comenzó a tararear una alegre melodía.
– Gracias – contestó Camaleón cabizbajo, pues sabía que ese no era su color real.
Continuó caminando y, un aroma dulce y fresco le inundó por completo. Estaba junto a su amiga la rosa.
– Hermosa y perfumada amiga, ¿podrías ayudarme a saber cuál es mi color?
– Por supuesto, mi querido Camaleón -respondió la amable rosa-. Eres tan hermoso como yo, coloreado por un apasionado rojo.
– Mmm…gracias – contestó, de nuevo cabizbajo.
Un poco más adelante, el veloz conejo blanco le adelantó en su camino. Al advertir la presencia de su amigo, frenó en seco y se acercó a saludarlo.
– Buenos días, Camaleón. ¿Qué te trae por aquí?
– ¡Ay, mi querido amigo! ¿Tu podrías ayudarme a saber cuál es mi color?
– Muy sencilla es tu pregunta – contestó sonriente el conejo-. Tu y yo somos como hermanos, los dos blancos y esponjosos como la nieve.
– Gracias…- dijo Camaleón mientras se alejaba con la mirada fija en el suelo.
Caminando cabizbajo iba Camaleón cuando oyó una voz que le decía:
– No estés triste, amigo. Yo re comprendo
Aquella que hablaba era la vieja charca:
– Tu y yo tenemos mucho en común, por eso te entiendo perfectamente. Yo sólo soy el reflejo del que me mira…mi aspecto también depende de quién tengo frente a mí. Pero me consuela saber que en mis profundidades hay auténticas maravillas.
– Si… – contestó el Camaleón-Aunque no estaba muy convencido.
Mientras pensaba en todo aquello junto a la fresquita charca, por fin consiguió relajarse al tiempo que visualizaba todos los colores que conocía. Por un instante, sintió algo extraño y a la vez conocido, no sabía qué le estaba pasando pero algo lo impulsó a mirar su reflejo en el agua.
¡Si, ahí estaba! ¡Era él, ahora se recordaba!
Todos los colores del arco iris, trenzados de las formas más originales y dinámicas, podían ser contemplados en su cuerpo…siempre cambiante.
Y ese era su aspecto, siempre cambiante, pues no olvidemos que era… ¡un camaleón!
REFLEXIÓN:
Cada persona con la que interactuamos nos percibe según es, según su filtro, y, además, según nos mostramos.
Nuestro Yo está compuesto de muchos pequeños Yoes, que se combinan de una u otra forma según varían las personas o situaciones de nuestro entorno.
Camaleón es como lo ven sus amigos, es lo que hay en su interior y es cómo él se ve reflejado. Todo eso, es él.
En la medida en que somos capaces de ver esa multiplicidad de actores que se encuentran en nosotros, podemos desidentificarnos de esa idea un Yo rígido, estático y controlador.
Permítete ser en tu totalidad y, sobre todo, igual que Camaleón, haz lo que seas…