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Desde el surgimiento de la especie humana, y con ella del pensamiento, se ha producido la búsqueda continua de explicaciones y soluciones a los múltiples y diversos fenómenos que permanentemente rodean al hombre. Este proceso ha servido para protegerse, defenderse y desarrollarse.
Con la evolución del pensamiento y del conocimiento de la realidad, aparece el análisis causal. Y en su desarrollo y profundización nos condujo hacia las explicaciones multicausales y a la búsqueda de la "causa de la causa"1
El movimiento social, contentivo del resto de los movimientos de la materia, constituye el de mayor complejidad y dinamismo. Los modelos explicativos causales de los fenómenos sociales son por tanto de un alto grado de complejidad e incertidumbre.2
La salud, como categoría social, constituye uno de los fenómenos más dinámicos y complejos a los que se enfrenta el hombre y la sociedad.3
El desarrollo de las ciencias, el conocimiento científico y el alto nivel de los recursos y tecnologías disponibles, permiten una mayor comprensión y explicación de la salud en sus componentes y determinantes así como en sus relaciones y dinámicas.
En el abordaje de la salud, desde una perspectiva científica, confluyen múltiples disciplinas, que se incrementan en el tiempo y, que un tanto convencionalmente se han agrupados en las llamadas ciencias básicas, para denominar aquellas que, fundamentalmente a expensas de los laboratorios dotados de altas tecnologías, se orientan a las estructuras y funciones de los niveles más "elementales" de la vida y penetran a mundos insospechablemente minúsculos y complejos. También las investigaciones biomédicas, para estudiar los aspectos relacionados con el hombre, sus órganos y tejidos, con enfoque predominantemente clínico y las investigaciones en salud, salud pública o sociomédicas, para abordar los aspectos más generales, poblacionales e integrales del proceso salud-enfermedad y sus factores determinantes.
De esta manera, las investigaciones y los investigadores, y hasta la propia ciencia, han quedado divididos y separados en campos, áreas, instituciones y organismos, que han permitido la especialización, desarrollo y profundización en el quehacer científico, y favorecido la integralidad, sinergia y racionalidad deseable en la búsqueda de un cambio de paradigma que amplíe "la investigación en salud" y que abarque a todos los sectores que participan en la "investigación para la salud".
En el desarrollo de la ciencia se produce una brecha grande, a veces insalvable, entre la necesidad social, la producción científica y su introducción en la práctica. Este problema, complejo y multicausal, ha constituido un fuerte reclamo de la comunidad internacional, que además aboga por un enfoque estratégico que mejore la rectoría de la investigación y fortalezca las funciones esenciales de salud pública dentro de una política de investigaciones en salud.4
Tal como la salud es un derecho humano, la investigación es esencial para mejorarla, como parte integrante de la sociedad y la economía. La globalización acelerada, los nuevos conocimientos sobre la biología humana y la revolución de las tecnologías y de la información, plantean hoy nuevos desafíos y oportunidades para este campo.
Las disparidades sociales y sanitarias, en los países y entre ellos, crece, como también crecen las amenazas y riesgos: climatológicos, económicos, sociales y políticos que crean las nuevas condiciones, inmersa en las cuales se encuentra la salud y los sistemas que la promueven, protegen, recuperan, mejoran y la investigan.
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