Respuestas
los mejores hábitos son
descansar
comer bien
hacer vida social
diviértete
gestiona tus pensamientos
comunícate
relajarse
Respuesta:
1.Identifica a tiempo los factores de riesgo
La salud mental está determinada por múltiples factores, entre estos los ambientes en los que el niño lleva a cabo su día a día, sus experiencias en responder a las diferentes situaciones de la vida y la herencia genética.
Un niño que tenga padres con diagnóstico de depresión o ansiedad tiene altas probabilidades de desarrollarla, pero eso no significa un determinismo genético o que no se pueda hacer algo para prevenir estas condiciones.
Por el contrario, si se es consciente de la vulnerabilidad biológica ante una dificultad emocional, se pueden desarrollar herramientas emocionales y un estilo de vida con la salud mental para prevenir su aparición.
En gran medida, la prevención desde la salud mental se realiza desde edades tempranas, con valoraciones donde se identifica los factores de riesgo para lo cual se busca optimizar y fortalecer los recursos emocionales de los niños y adolescentes para responder a los retos propios de su crecimiento y desarrollo.
Una consulta temprana también te proveerá herramientas como padre o madre para promover el desarrollo socio-afectivo en tu hijo y sobre cuándo y cómo buscar ayuda cuando notas dificultades.
2.Empieza por dar tu ejemplo
Con la manera cómo abordas y resuelves problemas y conflictos, así como manejas el estrés, le estás dando un fuerte mensaje a tu hijo con el ejemplo sobre cómo enfrentar los desafíos que va descubriendo en su cotidianidad.
Transmitir un buen ejemplo en el manejo de tu salud mental se vuelve un canal poderoso para que tu hijo cree hábitos, explore su entorno, aprenda y mejore sus habilidades sociales y la capacidad de enfrentar las angustias y problemas en sus actividades diarias.
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3.Lleva pautas de crianza adecuadas
En medio del vínculo afectivo entre tu hijo y tú, es primordial que lleves pautas de crianza para responder a las necesidades de su desarrollo físico, cognitivo y emocional. Esto implica brindar cuidados, promover valores, ser referente para el niño y manejar la autoridad con buen trato y comunicación asertiva.
Una situación recurrente en estos tiempos es el manejo de dispositivos móviles por parte de tus hijos. Definir el acceso, usos (complemento educativo, esparcimiento o juego), horarios y frecuencia, te ayudarán a trabajar sobre normas claras y evitar futuros conflictos.
El desarrollo socio-afectivo de tu hijo está definido en gran medida por el vínculo familiar y el estilo de crianza.
Cuando el niño ha crecido con elementos como el afecto, el vínculo y la guía de unos referentes que son sus padres, habrá desarrollado habilidades sociales y adaptativas para estar dentro de un ambiente con buen funcionamiento.
Por el contrario, cuando se está en un ambiente donde hay violencia, pautas de crianza poco eficaces, se fomentará un niño ansioso, violento, agresivo. Desde lo ambiental también se va estructurando la personalidad de un niño.
4. Vincúlalos a actividades creativas y recreativas
Además de las actividades escolares, es apropiado que vincules a tu hijo con actividades como la danza, el teatro o la práctica regular de un deporte, el cual le permite desarrollar habilidades sociales y conseguir una mayor capacidad de adaptarse frente a la adversidad. En general, estas actividades funcionan como un factor protector para mantener el equilibrio emocional.