• Asignatura: Religión
  • Autor: melannysharith123
  • hace 7 años

que enseñansa nos deja

1. Mateo cap. 9, del 1 al 7,
2. Mateo cap. 8 del 23 al 27,
3. Lucas cap. 8 del 40 al 56 ,

Respuestas

Respuesta dada por: betty73campo
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1.  hay un hombre enfermo, postrado. Cabe recordar que para los judíos, la enfermedad en el hombre era considerada un castigo por los pecados cometidos o incluso, el mal físico, la enfermedad, era signo y consecuencia del mal moral de los padres. Tal vez aquel hombre nació así, o llevaba muchos años en esa condición. Quizá estaba tan postrado, que no cabía en él la esperanza de alguna mejoría. Pero hay alguien que desea algo diferente para él… Jesús restituye al hombre su condición de salvado al liberarlo tanto de la enfermedad como del pecado. En aquél camino a Cafarnaún, Jesús se dirige a él llamándolo “hijo”, un gesto de atención que pronto se convertirá en un gesto salvífico: “tus pecados te son perdonados”. El perdón de los pecados que Jesús invoca sobre el paralítico de parte de Dios alude al nexo entre enfermedad, culpa y pecado. Es la primera vez que el evangelista atribuye a Jesús de manera explícita este particular poder divino. Así, este relato retoma el problema del pecado y reclama la conexión con la miseria del hombre, es una práctica de la misericordia que se ha de ofrecer, pero es sobre todo una historia que debe ocupar un espacio privilegiado en nuestra vida y nuestras comunidades eclesiales.

2. Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido. Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» El punto de partida de este es el viaje en barca de Jesús y de los discípulos que le siguieron, pues es el Maestro. Esto recuerda que Jesús va siempre en la barca de la vida de todo discípulo. Durante la travesía, en el lago de Galilea se produce una fuerte e intempestiva tormenta. La situación es de peligro y desesperación. Jesús parece no darse cuenta, sigue durmiendo, obvio por el cansancio y la confianza plena en Dios, mientras los discípulos le gritan: “Señor, ¡sálvanos! Que estamos pereciendo”. En el curso de la vida, el alma experimenta el miedo, las adversidades, los problemas, la tristeza y la desorientación. Llena de temor, el alma pregunta: ¿Dónde está Dios en estos momentos, estoy pereciendo? Pareciera que ha dejado esa barca y la ha abandonado pero no es así, pues Jesús se despierta, no por las olas sino por el grito desesperado de los discípulos. Se dirige a ellos y les dice: “¿Por qué tenéis miedo? ¡Hombres de poca fe!” Luego, ha de tenerse la confianza que una vez, Jesús sube a la barca de la vida de un discípulo, sin importarte lo segura que pueda ser, siempre va en ella, dispuesto a socorrerlo en los buenos y en los malos momentos. Lo único requerido es tomar conciencia que siempre Jesús lo acompaña. Razón por la cual, el discípulo no puede creerse gran experto o capaz de solucionar todo en su vida sino desde el primer momento de sus dificultades, acudir a Dios e implorar su ayuda, pues necesita de su gracia y protección, por eso, debe mantener la atención centrada en Jesús y no en las propias fuerzas. Así las cosas, los discípulos no entienden sus palabras pero tampoco las refutan. Entonces, Jesús se levanta, amenaza los vientos y el mar, y todo queda en calma, dando a entender que no era necesario aplacar el mar, pues no había ningún peligro. Él es Señor y Amo de todo lo creado. Los discípulos se admiran e interrogan: “¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?” De ahí que la pregunta que debe brotar del interior del ser a diario: ¿Quién es Jesús para mí?, en ese deseo de conocer más y más el significado y el alcance de la persona de Jesús para la vida, Él quiere ver a sus discípulos en paz y serenidad en todos los momentos y circunstancias de la vida.

3.   Vemos que Jesús obra de manera diferente y a la vez igual con cada persona. Él puede tocar nuestras necesidades de la misma manera:

- La hija de Jairo tenía 12 años de alegría que se iban apagando. La mujer tuvo 12 años de agonía que parecían sin esperanza.

- Jairo fue un hombre importante, líder se la sinagoga. La mujer no era nadie para el mundo, ni siquiera sabemos su nombre.

- Jairo probablemente era un hombre rico, porque era un hombre importante. La mujer era pobre porque gastó todo lo que tenía en médicos.

- Jairo vino públicamente a Jesús, la mujer en secreto.

- Jairo pensó que Jesús tenía que hacer mucho para sanar a su hija. La mujer pensó que todo lo que necesitaba era tocar la túnica de Jesús.

- Jesús respondió a la mujer inmediatamente, y sin embargo respondió a la hija de Jairo después de un retraso.

- La hija de Jairo fue sanada en secreto, la mujer públicamente.

Jesús las rescató a las dos de la muerte. Este doble milagro enseñó a los discípulos que Jesús tenía y tiene poder y control sobre toda enfermedad y muerte.

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