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Respuesta:
Es importante que controles tus emociones. Cuando nos enfrentamos a alguien por un mal entendido o un punto de vista diferente al nuestro, es muy fácil irritarse, no poder enfocarnos y hasta herir a quien tenemos enfrente (con las palabras podemos dejar cicatrices más profundas que con las armas o golpes). Si te cuesta mucho no enfadarte ante los conflictos, puedes buscar técnicas que te ayuden a disminuir tu impulsividad, como beber un vaso de agua, realizar unas respiraciones profundas, contar hasta cien, salir de la habitación o dar un paseo. Prueba alguna de estas opciones y vuelve a entablar la conversación cuando las emociones estén más calmadas. Así será más sencillo hallar una solución a esos conflictos con los demás. Y por último, es bueno que mantengas una actitud positiva, abierta al diálogo y a los cambios. Si te encierras en tu escudo, armadura o caparazón, será más difícil que alguien pueda ingresar o que tu puedas salir.
Explicación paso a paso: