Respuestas
Respuesta:
La radiación solar es la principal fuente de energía en la mayoría de los ecosistemas naturales.
Las algas y las plantas verdes utilizan la energía
radiante proveniente del sol para sintetizar moléculas orgánicas a partir de moléculas inorgánicas que toman del medio –o sea, que pueden realizar
fotosíntesis–, por lo que así se convierten en la base de la
vida en la Tierra (ver ‘Agua, carbono, luz y vida’, Ciencia
Hoy, 27: 41-55, 1994). Sin embargo, la exposición a niveles
altos de radiación solar, en particular de radiación ultravioleta, tiene efectos perjudiciales sobre la mayoría de los
seres vivos (ver el recuadro ‘Luz: ondas y partículas’).
Apenas unas décadas atrás se consideraba que la radiación ultravioleta carecía de importancia como factor
ambiental en los ecosistemas acuáticos, ya que se suponía
que se absorbía totalmente en los primeros centímetros
de la columna de agua. El descubrimiento del ‘agujero de
ozono’ sobre la Antártida estimuló el desarrollo de mejores instrumentos de medición, algunos de ellos capaces de
funcionar debajo del agua. Gracias a ellos hoy se sabe que
la penetración de la radiación ultravioleta es mucho mayor,
y que sus efectos biológicos resultan observables hasta decenas de metros de profundidad.
El ozono es uno de los factores que determinan la intensidad de la radiación ultravioleta que llega a la superficie
de la Tierra (ver ‘Radiación ultravioleta y ozono atmosférico’, Ciencia Hoy, 9: 40-48, 1990) pero, una vez que ella ha
penetrado en el agua, su atenuación depende fundamentalmente de la concentración de materia orgánica disuelta
y de la cantidad de microorganismos presentes.
El hombre ha causado cambios sustanciales en el medio
ambiente. La producción de clorofluorcarbonos ha resultado en
una disminución de la concentración de ozono estratosférico,
Explicación:
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