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Respuesta:La democracia –como las sociedades y las personas donde se instala- no es un régimen estático sino dinámico, en cuyas oscilaciones pueden generar avances o retrocesos en cuanto sus principios fundantes –respeto de derechos individuales, civiles y políticos-.
Se debe tener claro que la democracia es una institución formal (basada en procedimientos y leyes) e informal (cuyo sustento depende de una sociedad democrática y sobre todo de individuos con mentalidades democráticas). Y en ese sentido, sirve esencialmente para reducir la incertidumbre en cuanto a cómo se transfiere el poder político, quién lo ejerce y cómo lo hace.
La democracia es fundamentalmente una limitación formal e informal que permite el cambio incremental (pacífico) y no discontinuo (violento) en la sociedad, y el ejercicio del poder de manera limitada y no autocrática.
Y aquí está el meollo del asunto. Hoy la democracia, a nivel formal e informal (en diversas latitudes), vive procesos de cambio profundo. Las clases políticas tradicionales –con sus partidos y modos de hacer política y ser gobierno- se encuentran deslegitimadas, mientras los ciudadanos, en general -de manera individual u organizada- parecen exigir mayor coherencia, transparencia, y también mayor autonomía en cuanto al poder.
La incertidumbre es creciente en ese sentido. Comparable con otras fases de cambio que luego quedan como trazos divisorios en las líneas de tiempo escolares. Nadie sabe hacia dónde llevarán los movimientos ciudadanos. Los individuos, y con ello las sociedades, enfrentan dicha fluctuación. No tenemos certeza de nada en términos estrictos
Explicación: