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El legado de España. América 1800
Publicado el 17 septiembre, 2017 por laamericaespanyola
El legado de España en América estaba intacto después de tres siglos, cuando sus territorios se sintieron fuertes para separarse de la metrópoli.Colonisation_1800
Su lengua, su cultura, sus ciudades, sus universidades, la religión cristiana y una nada desdeñable organización administrativa y comercial, quedaban como legado para que un nuevo régimen ganara el futuro.
A principios del siglo XIX todo el territorio continental de habla española se proclamó independiente de España, siguiendo los pasos que pocos años antes había dado la América anglosajona respecto de Gran Bretaña. Dicho territorio se extendía sin pérdida de continuidad de norte a sur, abarcando casi 14 millones de km², donde vivían aproximadamente 13’5 millones de personas.territorial_growth_1775.svg
Si las trece colonias británicas obtuvieron la independencia en 1783 después de una guerra de siete años, los territorios continentales de los cuatro virreinatos españoles y las tres Capitanías Generales consiguieron hacer efectivas sus proclamaciones de independencia entre 1811 y 1821, después de una guerra de variada intensidad según las latitudes.
Brasil, en paralelo con sus vecinas lo lograría en 1822, siendo Canadá la única que no lo hizo en este período, sino hasta 1864. En un plazo de 40 años pues, con esta última excepción, todo el territorio continental americano y algunas islas del Caribe se emanciparon de Europa.
POBLACIÓN Y TERRITORIO
Las trece colonias británicas, que pasaron de 0,8 millones de km² a más de 2 millones después de la independencia, no eran del todo homogéneas, pues aunque 800px-United_States_1795-1796el 80% de la población blanca era de origen inglés, escocés e irlandés, había muchas diferencias entre ellas. La diversidad de estructuras sociales, religiosas, económicas y mentales podía apreciarse con claridad.
El territorio que ocupaba la América española era seis veces más grande que el de la anglosajona, y tenía más del doble de habitantes.
Los periódicos españoles de la época se hacían eco del destacado aumento de población de Estados Unidos, el joven país que en diez años había crecido en más de un millón de habitantes, y ya contabilizaba cinco millones de personas libres en 1800, y casi un millón de origen africano, la mayoría esclavos. Aparte había que sumar los 600.000 indígenas que habitaban el territorio bajo su control.poblacionykm2 1800
Diez años mas tarde, en 1810, Estados Unidos tenía 10 millones de habitantes, de los cuales 1,5 millones eran esclavos negros y los indígenas se habían reducido a 325.000. En el censo de 1890 con todo el territorio continental ya ocupado de costa a costa, la población era de 62.947.714 habitantes de los cuales 248.000 eran indígenas. A estos, la ciudadanía estadounidense no se les concedería hasta 1924.
Inicialmente la mayoría de la población norteamericana constituía una sociedad eminentemente rural, obteniendo muchos granjeros concesiones de tierra en distintos lugares improductivos y áridos, que trataron de convertirlos en fértiles. Cuando no lo conseguían cambiaban su residencia y recorrían el territorio buscando otro lugar.
En la América española, a finales del siglo XVIII, la población se repartía entre los 7 millones de la Nueva España continental (incluida Guatemala) y los casi 5,5 millones que habitaban en América del Sur. Eran mayoritariamente indígenas (46%), con una minoría de blancos (20%), mestizos o mulatos (26%) y negros (8%), la mitad aproximadamente libres. A diferencia de la anglosajona, aquí los elementos indígenas, europeos, asiáticos y africanos se habían mezclado para dar vida a un nuevo pueblo multicultural y multiétnico.
LA ESCLAVITUD
El tráfico de esclavos africanos hacia la América española y Brasil, fue monopolizado inicialmente por comerciantes portugueses y posteriormente por contrabandistas holandeses. Se calcula que entre 1501 y 1641 llegaron a América unos 620.000 africanos. El tráfico masivo no llegó sin embargo hasta el siglo XVIII, y principalmente a manos de ingleses y franceses con destino a sus colonias.
Según Philip Curtin (1969), la importación de esclavos a toda América entre 1701 y 1810 fue de 6,1 millones, repartiéndose de la siguiente forma:
31% a Brasil, 23 % al Caribe británico, 22% al Caribe francés, 15% a la Norteamérica anglosajona y 9% a la América española
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