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Respuesta:
En ayuno
En situación de reposo, el organismo necesita una cantidad mínima de energía para mantener sus funciones. La
mayor parte de la energía es consumida por los órganos
más activos, como el cerebro y los músculos.
En el ayuno prolongado la frecuencia cardíaca, la
tensión arterial, el volumen sanguíneo y las demandas
metabólicas se reducen, debido a lo cual el trabajo requerido al corazón es menor.
Tras la ingesta del alimento
El sujeto come para intentar mantener el equilibrio entre el
gasto y el aporte de energía. La propia ingesta alimentaria
se acompaña de un gasto de energía provocado, entre otras
cosas, por un aumento en la frecuencia cardíaca. Por tanto,
es útil conocer que la ingestión del alimento aumenta la
sobrecarga del corazón. Se sabe que tras la ingestión de una
comida habitual, el consumo de oxígeno se eleva casi hasta
en un 30%.
Tras el aporte de nutrición artificial
Cuando el paciente no es capaz de ingerir alimentos por la
boca, puede requerir nutrición artificial. Básicamente existen dos tipos: la nutrición enteral, que se administra en el
interior del tubo digestivo mediante sondas, y la nutrición
libro de la salud cardiovascular
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parenteral, que se aporta directamente por vía intravenosa.
Entre las muchas diferencias existentes con la alimentación
tradicional, destaca el hecho de que la administración de
alimentos se realiza en muchas ocasiones de forma continuada las 24 horas del día, lo que resulta especialmente
importante en pacientes con enfermedad cardíaca, ya que
cuando se intenta nutrir se provoca una mayor demanda
de energía.
Insuficiencia cardíaca y causas de la desnutrición
En la insuficiencia cardíaca el corazón pierde su capacidad para bombear sangre al resto del organismo.
Aparece hasta en el 2% de la población general, y llega al
10% en aquellos que superan los 80 años de edad. Es la
principal causa de hospitalización y muerte en los países
industrializados.
Las causas de la desnutrición del paciente con insuficiencia cardíaca son las siguientes:
• Aumenta la presión venosa y se produce congestión en el territorio hepático y gastrointestinal, lo que conduce a anorexia, a malabsorción,
a falta de digestión de los alimentos ingeridos
e incluso a pérdida de proteínas a través del
intestino.
• El aumento de la presión en las venas renales
puede ocasionar pérdida de proteínas por la orina.
• La congestión pulmonar hace que el trabajo de
los músculos respiratorios sea mayor y que éstos
requieran más energía y oxígeno para desempeñar su labor.
• El oxígeno llega con mayor dificultad a los tejidos periféricos, de ahí que la glucosa se utilice en
mayor medida por la vía metabólica anaeróbica,
lo que se traduce en un menor aprovechamiento
de su energía.
A todas estas circunstancias pueden sumarse la baja
palatabilidad de las dietas con poca sal, el efecto anorexígeno de la medicación utilizada, (digoxina e inhibidores
del enzima convertidor de angiotensina respectivamente),
y otros factores como la depresión, que puede estar presente en pacientes con enfermedades crónicas.
Este estado de desnutrición puede, a su vez, actuar
negativamente sobre el músculo cardíaco, tema tratado en
epígrafes posteriores relacionados con las consecuencias
de la desnutrición en el aparato cardiovascular.
Explicación: