Respuestas
Respuesta:
Juan el Apóstol (hebreo יוחנן Yohanan, «el Señor es misericordioso») fue, según diversos textos neotestamentarios (Evangelios sinópticos, Hechos de los Apóstoles, Epístola a los Gálatas), uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Nativo de Galilea, era hermano de Santiago el Mayor e hijo de Zebedeo. Su madre podría ser Salomé. Fue pescador de oficio en el mar de Galilea, como otros apóstoles. La mayoría de los autores lo considera el más joven del grupo de «los Doce». Probablemente vivía en Cafarnaún, compañero de Pedro. Junto a su hermano Santiago, Jesús los llamó בני רעם Bnéy-ré'em (arameo), Bnéy Rá'am (hebreo), que ha pasado por el griego al español como «Boanerges», y que significa «hijos del trueno», por su gran ímpetu. Juan pertenecía al llamado «círculo de dilectos» de Jesús que estuvo con él en ocasiones especiales: en la resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración de Jesús, y en el huerto de Getsemaní, donde Jesús se retiró a orar en agonía ante la perspectiva de su pasión y muerte. También fue testigo privilegiado de las apariciones de Jesús resucitado y de la pesca milagrosa en el Mar de Tiberíades.
Respuesta:Vivió una vida extraordinaria. Fue el único de los apóstoles que murió de avanzada edad y por causas naturales. Hablo del apóstol del amor: Juan, hermano de Jacobo e hijo de Zebedeo.
Juan fue parte del círculo íntimo de Jesús y tuvo un papel importante en la iglesia primitiva. En sus escritos menciona más de ochenta veces la palabra “amor”, y sus contemporáneos dieron testimonio de que fue un hombre cuyo mensaje apelaba constantemente al amor por el prójimo. Y era un apasionado por la verdad.
Sin embargo, este gran hombre de Dios, comprometido con la verdad y mensajero del amor, no fue siempre así. Tuvo que aprender a equilibrar lo que creía sobre la verdad y cómo aplicarla.
Explicación:La transformación de Juan
A pesar de las grietas en su carácter, Jesús no dejó a su discípulo amado —a quien también llamó “hijo del trueno” (Mr. 3:17)— en ese estado de carácter fallido. Juan estuvo con el Maestro por tres años. Durante ese período, Cristo trabajó su carácter. La exposición de Juan al evangelio surtió el efecto preciso. Fue santificado no solo al conocer el mensaje del evangelio, sino al verlo en persona (Jn. 1:14). Su vida cambió.
Ese corazón ambicioso y egoísta, impaciente y desequilibrado, fue transformado por Aquel cuya sangre fue derramada en la cruz ante los ojos del mismo discípulo.
De hecho, colgado en la cruz, Jesús delegó en manos de Juan la responsabilidad de cuidar a su madre, dándole un voto de confianza, sabiendo que extendería a ella el amor que él había recibido (Jn. 19:26).
Al comienzo, Juan era el candidato más improbable para ser llamado “el apóstol del amor”. Sin embargo, logró el equilibrio. Su segunda carta (2 Juan) nos da un vistazo de su aprendizaje. Se dirige a la señora elegida y a sus hijos así: “a quienes amo en verdad” (v. 1), “a causa de la verdad” (v. 2), rogando que “nos amemos unos a otros” (v. 5).