Respuestas
Respuesta:
El conflicto es inevitable, es parte inherente en las relaciones interpersonales, representa un continuo ajuste de la realidad interna y externa dado que todo está en movimiento, tanto a nivel individual como grupal, a nivel familiar o laboral, todos los espacios que llenamos como personas fluyen y se desarrollan incesantemente obligándonos a realizar ajustes cada cierto tiempo y esos ajustes son los conflictos.
“Comprender lo que siente el otro no significa estar de acuerdo con él. Pero anular la empatía para asumir una posición de dureza puede conducir a posturas polarizadas y a callejones sin salida.”(IE. C.Goleman)
Explicación:
Respuesta:
Estilo agresivo
“Tú de qué vas, ¿quién te crees que eres para estar siempre metiéndote con todo el mundo? Déjame en paz.” Y te vas dejándole con la palabra en la boca.
Esta respuesta sería propia de un estilo agresivo: mis necesidades e intereses prevalecen sobre las necesidades e intereses del otro.
Estilo pasivo
A pesar de tu malestar, evitas hacer frente a la situación y te vas en silencio. En el fondo sabes que no has estado bien y aunque crees que ha sido feo por su parte, no quieres tener un conflicto.
Nos encontramos aquí ante un estilo pasivo: las necesidades e intereses del otro prevalecen sobre mis propias necesidades e intereses.
Estilo pasivo-agresivo
No te ha hecho ninguna gracia lo que te acaba de decir, pero haces como que no le has oído y te vas. Al día siguiente, compartes con tus compañeros/as lo mal que se portó contigo y lo desagradable que te parece esta persona. Ahora entiendes a lo que se referían cuando hablaban de él y no desaprovechas la oportunidad para expresarlo.
Estilo pasivo-agresivo: no reivindico mis necesidades e intereses, pero tampoco dejo que la otra persona satisfaga las suyas.
Estilo asertivo
“¿A qué te refieres?” (Estás realmente ofendida por el tono, pero no tienes claro qué es lo que quiere decir).
“Pues que he visto que lo estabas pasando mal, a mí me pasó lo mismo hace un mes… Esta gente siempre busca el fallo y no valoran todo el trabajo que hay detrás de lo que mostramos”.
Estilo asertivo: tanto mis necesidades e intereses como las del otro son importantes. Doy valor al otro, pero sin renunciar a mí mismo/a por ello.
En los tres primeros estilos de comunicación, no hemos tenido la oportunidad de saber realmente lo que quería decir. Puede que sus palabras no fueran las más adecuadas en un inicio, pero hacemos una atribución negativa de su intencionalidad sin dar pie a contrastarlo. Condicionada por un prejuicio y un discurso adquirido por el grupo, refuerzo la idea de que esta persona es un bocazas y me quedo con el malestar.
Cabe destacar, que cuando hablamos de conflicto, el estilo pasivo-agresivo cobra una especial relevancia.
Mientras el estilo agresivo es más visible (mostramos nuestro enfado de una forma clara y el otro recibe un feedback directo, aunque no da pie al diálogo), el estilo pasivo hace que el conflicto quede “oculto”, puesto que provoca un malestar que no se evidencia abiertamente y puede generar un daño en nuestra autoimagen.
El estilo pasivo-agresivo en cambio, permite que mostremos nuestro malestar de una forma indirecta evitando el diálogo y la gestión de la situación. Esto hace que se perpetúe y que se inicien dinámicas de escalada del conflicto y en muchas ocasiones, de generación de grupos.
Explicación: