Respuestas
Bajo las actuales condiciones de alta modernidad (Giddens, 1990), en la cual la
fragmentación de los relatos y la multiplicidad de identidades han generado un agotamiento de
los modelos de representación y de pertenencia integral, la Iglesia Católica argentina1
se
encuentra sumergida en un proceso de reformulación, tanto en lo que se refiere al
posicionamiento frente al poder político como a las formas de actuar en la sociedad civil .
* Sociólogo/UBA. Instituto de Investigación “Gino Germani”/Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires. Doctorando en Sociología/Universidad de San Pablo, Brasil. Docente e Investigador/Facultad de
Ciencias Sociales-UBA.
1 Es indispensable dejar sentado que al hacer alusión al comportamiento de la Iglesia Católica, nos estamos
refiriendo estrictamente al accionar de su jerarquía, dejando a un lado las concepciones y prácticas de otros
actores dentro del catolicismo. Este abordaje responde a un criterio analítico pero no contradice la existencia de
varios catolicismos o de un “catolicismo en plural” (Poulat, 1977). Si analizamos las disputas por la hegemonía
en el seno de la institución eclesial, encontraremos a jesuitas, maronitas y franciscanos en un comienzo; a
católicos sociales, integrales, conciliadores o intransigentes más adelante; conservadores o pos-conciliares,
partidarios de la Teología de la Liberación en los últimos tiempos; adeptos a la Renovación Carismática o
renovadores en la Opción por los Pobres en la actualidad, que en conjunto, conforman el amplio mapa de la
diversidad católica. Como institución compleja, la Iglesia es un espacio social en el que no cesan de confrontarse
discursos desiguales que compiten entre sí (Poulat, op.cit.)