• Asignatura: Historia
  • Autor: valegarsantiago
  • hace 7 años

cuál fue la guerra más importante del siglo xix en Colombia?​

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Respuesta dada por: cuarto0
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La guerra en el siglo XIX

n los primeros años del siglo XX, justo después de la Guerra de los Mil Días, era común oír en los cafetines de cualquier pueblo o ciudad debatir airadamente sobre las desgracias que la guerra le había dejado al país. Pero no se trataba solo de la última guerra civil, tal vez la más devastadora, sino de todo un siglo en el que los esfuerzos por construir un país se vieron empantanados por al menos nueve conflictos civiles.

No era difícil encontrar, ya fuera en una calle de cualquier ciudad o en la plaza de un pueblo, a una persona cuyo pasado familiar no hubiera estado relacionado con alguna de estas guerras. Siempre se oyeron historias en las que el abuelo, el padre o un pariente participaron en una u otra batalla, pero fueron aún más comunes las historias de tragedias familiares, especialmente para las mujeres: la pérdida de un ser cercano, la destrucción de los cultivos y las casas, o la violación por parte de un soldado de paso por el lugar.

Establecer a ciencia cierta el número de muertos durante todas estas guerras era simplemente imposible, pues no solo las bajas en las batallas difieren de un archivo a otro, sino que muchas de las muertes ocurrieron como consecuencia de una violencia política indiscriminada. Grupos armados de campesinos eran los encargados de realizar las operaciones en el campo, para sembrar el terror entre la población al mejor estilo de las guerras religiosas europeas, herencia de la barbarie militar de la Contrarreforma y la Inquisición que los españoles trajeron a América. Así, no faltaron torturas, empalamientos y cabezas en lanzas a las orillas de los ríos como señal de advertencia para aquellos que se atrevieran a desafiar a quienes dominaban cierta zona. Este tipo de violencia brutal fue cometida por todos los bandos, independientemente de las banderas o principios que enarbolaran para ir a la guerra.

El factor más recurrente que llevó al enfrentamiento fue la disputa entre centralismo y federalismo, aunque otros asuntos importantes como las reformas liberales que afectaban a la Iglesia católica, la abolición de la esclavitud o la presión sobre el manejo de la economía y el comercio exterior, también influyeron en el estallido de las guerras.

Una vez formados y diferenciados claramente los dos partidos políticos tradicionales, las guerras tomaron un matiz ideológico y religioso. Los liberales defendían los principios de libertad de credo y religión, por lo que consideraban que la Iglesia no debía tener ningún tipo de funciones en un Estado laico. Por el otro lado, los conservadores establecieron una estrecha alianza con la Iglesia, lo que les garantizó movilizar al pueblo profundamente católico. A cambio, los conservadores prometieron mantener las prebendas de la Iglesia en el Estado. Teniendo en cuenta esta situación, no resultaba extraño encontrar gritos de guerra como “¡Muerte a los impíos rojos!” o “¡Acaben con los rezanderos godos!”.


gimenamili2105: No c soy de paraguay xD
cuarto0: me confundi
cuarto0: xD
Respuesta dada por: labtscheckk
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En los primeros años del siglo XX, justo después de la Guerra de los Mil Días, era común oír en los cafetines de cualquier pueblo o ciudad debatir airadamente sobre las desgracias que la guerra le había dejado al país. Pero no se trataba solo de la última guerra civil, tal vez la más devastadora, sino de todo un siglo en el que los esfuerzos por construir un país se vieron empantanados por al menos nueve conflictos civiles.

No era difícil encontrar, ya fuera en una calle de cualquier ciudad o en la plaza de un pueblo, a una persona cuyo pasado familiar no hubiera estado relacionado con alguna de estas guerras. Siempre se oyeron historias en las que el abuelo, el padre o un pariente participaron en una u otra batalla, pero fueron aún más comunes las historias de tragedias familiares, especialmente para las mujeres: la pérdida de un ser cercano, la destrucción de los cultivos y las casas, o la violación por parte de un soldado de paso por el lugar.

Establecer a ciencia cierta el número de muertos durante todas estas guerras era simplemente imposible, pues no solo las bajas en las batallas difieren de un archivo a otro, sino que muchas de las muertes ocurrieron como consecuencia de una violencia política indiscriminada. Grupos armados de campesinos eran los encargados de realizar las operaciones en el campo, para sembrar el terror entre la población al mejor estilo de las guerras religiosas europeas, herencia de la barbarie militar de la Contrarreforma y la Inquisición que los españoles trajeron a América. Así, no faltaron torturas, empalamientos y cabezas en lanzas a las orillas de los ríos como señal de advertencia para aquellos que se atrevieran a desafiar a quienes dominaban cierta zona. Este tipo de violencia brutal fue cometida por todos los bandos, independientemente de las banderas o principios que enarbolaran para ir a la guerra.

El factor más recurrente que llevó al enfrentamiento fue la disputa entre centralismo y federalismo, aunque otros asuntos importantes como las reformas liberales que afectaban a la Iglesia católica, la abolición de la esclavitud o la presión sobre el manejo de la economía y el comercio exterior, también influyeron en el estallido de las guerras.

Una vez formados y diferenciados claramente los dos partidos políticos tradicionales, las guerras tomaron un matiz ideológico y religioso. Los liberales defendían los principios de libertad de credo y religión, por lo que consideraban que la Iglesia no debía tener ningún tipo de funciones en un Estado laico. Por el otro lado, los conservadores establecieron una estrecha alianza con la Iglesia, lo que les garantizó movilizar al pueblo profundamente católico. A cambio, los conservadores prometieron mantener las prebendas de la Iglesia en el Estado. Teniendo en cuenta esta situación, no resultaba extraño encontrar gritos de guerra como “¡Muerte a los impíos rojos!” o “¡Acaben con los rezanderos godos!”.

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