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Respuesta:Independencia y república Valen más por lo que sugieren que por lo que directamente significan. Son palabras que ondean como banderas. Dirigidas a la emoción más que la inteligencia. Cuando se exhiben ante las gentes, el pueblo, poco sirven los argumentos. Al igual que sucede con los símbolos religiosos, su exhibición enciende la fe de los creyentes. Precisamente porque son palabras-bandera encuentran su mejor expresión en las banderas. Ahí están la tricolor y la estelada para significarlas.
El problema de las palabras-bandera es que en algún momento requieren algo más de concreción. Y eso no es precisamente lo que interesa cuando se izan para arremolinar a los ciudadanos alrededor del mástil. Hay muchas formas de Estado y mucho sistemas políticos como para dar por buena toda república y toda independencia. Solo una mentalidad fundamentalista, asimilable al fanatismo religioso, prefiere por encima de todo cualquier república, aunque sea autoritaria, y cualquier independencia, aunque sea sin libertades.
Las banderas sirven para ser alzadas. Convocan, reúnen y orientan. Dirigen luego la marcha de las masas por las avenidas de la historia. Y poco más. Es lo que hacen los conceptos de república y de independencia. El ondear exitoso de ahora de la bandera republicana no se explica sin la crisis económica, la corrupción política, los seis millones de parados, los desahucios, los recortes sociales y el anquilosamiento del sistema constitucional, incluida la pérdida de prestigio e imagen de Juan Carlos I y su familia.
El viento que hace ondear la estelada lo levantan esas mismas circunstancias, junto a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, las campañas anticatalanas del PP o la regresión recentralizadora. Frente a una realidad desagradable, la república y la independencia pertenecen al reino de la ideas puras: la belleza, el bien y la verdad. Concentran y expresan una esperanza.
Las banderas son también signos polémicos. Pensadas en su origen para la guerra, identifican y orientan en el combate. Significan en lo que se diferencian. Y su capacidad de diferencia es lo que las hace funcionales. Sin monarquía no hay república. Sin unidad española no hay independencia. Frente a la roja y gualda que ha engalanado tan profusamente las calles del centro de Madrid, el morado republicano por un lado y la estrella independentista por la otra. Constitución, integridad territorial y monarquía vienen significadas por la bandera roja y amarilla, al igual que las otras dos cada una por su lado impugnan o interrogan dichos tres términos.
En democracia, por descontado, cuando una bandera ondea frente a otra apela a la libertad de elección. Al derecho a decidir. ¿No es eso la democracia? Elegir entre dos banderas, dos ideas, dos partidos. ¿Habrá algo más fácil? ¿Quién puede oponerse?
Las banderas no se negocian. Identifican a cada una de las partes pero no entran en el cambalache. Eso es lo que sucede con las ideas de república y de independencia. A quienes las siguen como a una bandera solo les interesa la batalla en la que se enfrentarán y medirán sus fuerzas respectivas. Prefieren la dignidad de la derrota a la humillación de una tregua infinita que les impide pronunciarse. Y mucho menos un empate o pacto establecido de antemano sin entrar en combate.
alma y respeto.
COMENTARIOS
Explicación: Independencia es la cualidad o condición de independiente (que es autónomo y que n tiene dependencia de otro). El concepto suele estar asociado a la libertad. Por ejemplo: “Nunca me voy a casar ya que quiero mantener mi independencia y no rendir cuentas a nadie”, “Para lograr la independencia de mis padres, necesito encontrar un trabajo que me permita afrontar mis gastos”, “Por culpa de una penosa enfermedad, el artista ha perdido su independencia y debe contar con la asistencia permanente de una enfermera”. ............aparte .......................El término república fue acuñado por primera vez en el año 500 a.C. en Roma, pero con el tiempo el término ha sufrido varios cambios de significado. Inicialmente, el término latino res publica significaba la anterior "forma parcial de democracia" como se encuentra en Roma desde 500 a.C. hasta 27 a.C. En esta primera democracia parcial romana, el poder de la clase aristocrática o Patricios que tenía todos los escaños en el Senado romano fue controlado por la institución del consulado, cuyos dos cónsules / vice-gobernantes fueron elegidos anualmente por los ciudadanos libres o plebe de Roma. La antigua definición romana de la palabra difiere del uso moderno del término, donde no se considera que las posiciones de liderazgo se limiten a la "clase dominante".