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Apartir de los alarmantes índices de desocupación y el desarrollo vertiginoso de la tecnología y las comunicaciones, la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires puso en marcha un Centro de Teletrabajo y Teleformación (CTT). Sus directores lo definen como "el primer centro de teletrabajo universitario del país que, a la vez, prepara para trabajar".
El teletrabajo surgió como una forma de inserción laboral a distancia con medios telemáticos. En 1997, existían en los Estados Unidos nueve millones de trabajadores; en 1999, once millones. En el año 2000, casi un tercio de las empresas europeas adoptó el teletrabajo. En la Argentina, en cambio, todavía queda mucho por hacer.
"El centro cuenta con un área de investigación en teletrabajo y teleformación. Aun hoy, existe mucho desconocimiento acerca de esta metodología laboral: hay empresarios que todavía se preguntan cuáles son las ventajas del teletrabajo", explica el director del centro, Naum Poliszuk.
Inserción laboral y flexibilidad
Desde el centro aseguran que los beneficios del teletrabajo corren por partida doble. Por un lado, el teletrabajador logra insertarse en el mundo laboral a través del empleo de medios tecnológicos y la flexibilidad horaria que, por ejemplo, evita la deserción estudiantil.
Por otra parte, las posibilidades del teletrabajo también son seductoras para los contratantes, que pueden ampliar su capacidad de crecimiento sin modificar la estructura de su organización.
"Las empresas pueden contar con una infinidad de servicios mediante el teletrabajo: elaboración de encuestas, capacitación, investigación o la conversión de cursos de papel en teleformación para ser dictados a distancia", resume la otra directora del centro, Sonia Boiarov. Desde el CTT, se han iniciado conversaciones con empresas de primer nivel, como Telefónica Argentina, Edesur, Alba Seguros y la Facultad de Tres de Febrero.
Equipos multidisciplinarios
El teletrabajo implica un alto grado de responsabilidad. El descuido de los plazos de entrega de los trabajos, por ejemplo, es un grave error ya que, en el teletrabajo, no se paga por tiempo, sino por resultados. Por otra parte, el teletrabajador debe saber sortear posibles problemas que pudieran surgir como la desconfiguración de la computadora o cómo quitar un virus, por ejemplo.
"De ahí la idea de capacitar a los teletrabajadores con cursos a distancia o semipresenciales. A esto, se suma la actividad de tutoría, que consiste en que el teletrabajador con experiencia se desempeñe con uno que no la tiene. Como el fin del centro es generar empleo, decidimos hacerlo lo más abarcativo posible de modo que nadie quede afuera", agrega Boiarov.
Los postulantes son seleccionados de acuerdo con los perfiles necesarios para cada proyecto. Cada demanda empresarial implica un equipo multidisciplinario formado por programadores, diseñadores, sociólogos e ingenieros, entre otros.
Abierto a la comunidad
Según el censo de 2000, la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA contaba con el 32 por ciento de desocupación y subocupación entre sus estudiantes. Se estima un incremento del 8 por ciento en lo que va del año.
Si bien el CTT nació como un proyecto de la Facultad para paliar esta situación de falta de trabajo, el centro está abierto a la comunidad. No hay condiciones de edad o nacionalidad para ingresar. El título universitario tampoco es un requisito. Desde la puesta en marcha del centro, el 16 de junio último, más de cien personas se han inscripto en busca de teletrabajo
Respuesta:
La comisión se creó en el año 2003 y presentó el primer proyecto de ley de teletrabajo en el año 20077. Si bien Argentina no cuenta con una ley nacional específica de teletrabajo, se han presentado siete proyectos entre el año 2007 y el año 2014.
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