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Respuesta:
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Explicación:
En este apartado presentaremos el caso de la industrialización extraeuropea de mayor éxito:
Estados Unidos. No puede faltar cuando se habla de Europa, ya que tiene que ver de muchísimas maneras
y desde sus orígenes con la historia europea: la emigración desde Europa lo creó y lo caracteriza
profundamente; los vínculos con Europa han sido siempre muy estrechos, no sólo desde el punto de vista
económico, sino también militar y político. Pero comencemos tratando otra importante cuestión que ha
dado origen a una amplia literatura: el declive del liderazgo de Gran Bretaña a partir de la segunda mitad
del siglo XIX.
5.1 El declive de Gran Bretaña
No existe ninguna potencia que, a largo plazo, haya superado el desgaste de la historia, ni siquiera
aquel imperio romano que ciertamente tuvo una vida más larga que muchas otras potencias. El interés del
declive inglés viene dado por el hecho de que es el primero que se produce en la etapa industrial. Además,
el declive de la potencia inglesa, a diferencia de declives anteriores, tiene motivaciones económico-social
-culturales y no político-militares –Gran Bretaña ha mantenido su integridad territorial, ha ganado siempre las guerras, no ha padecido revoluciones políticas– y esto es también muy significativo de un impacto
diferente de la revolución industrial. Es cada vez más en el plano económico que se decide un liderazgo,
más que en el político-militar. Más aún, se trata del declive del liderazgo inglés, no de la desaparición de
su destino industrial.
Gran Bretaña ha seguido creciendo económicamente y profundizando su transformación
estructural: fue el primer país en el que la agricultura se redujo fuertemente a favor de la industria, ya en
la segunda mitad del siglo XIX, y fue el primer país en el que la industria se redujo fuertemente a favor de
los servicios. Pero las tasas de crecimiento de la renta han sido, en conjunto, inferiores a las de muchos
otros países industriales a partir de los años setenta del siglo XIX, siendo superados sus niveles de renta
per cápita, por los Estados Unidos, ya antes de la primera guerra mundial, y después de la segunda guerra
mundial, por casi todos los países europeos más avanzados y Japón.