texto La página en blanco. Yo no era una persona fuerte y todos los que me conocían se daban cuenta de
eso. Cuando uno es tímido e inseguro como yo, solo hay tres alternativas para
relacionarse con otras personas: primero están los que te sobreprotegen, porque
piensan que puedes morir instantáneamente con la picadura de un mosquito (¡mis
papás, que no me dejaban hacer nada sola!); luego están los que te ignoran, el 99%
de la población mundial te trata como si fueras invisible, nadie se dará cuenta; y,
por último, están los que te agarran de pato y abusan de tu timidez para convertirte
en el blanco de sus burlas y ofensas. Ninguna de estas tres opciones me hacía feliz.
Mi vida era horrible. Si hubiera podido pedir un deseo, ese habría sido convertirme
en Tom Sawyer; meterme en ese libro, tener amigos y vivir historias divertidas que
se quedaran en mi memoria.
Tomé un lápiz y, de pronto, sentí un impulso muy extraño, como si algo en mi interior
me obligará a escribir.
No quise repetir el “Querido Diario” de antes, porque ya sabía que a ese inicio solo
le podían seguir historias aburridas. Entonces decidí que bautizaría a ese cuaderno
con el nombre de una persona: ¿Arnulfo? ¿Pepe? ¿Matilde? ¿Clodomira? ¡No!
En la primera línea escribí:
Jueves, 8 de marzo
Hola, Andrés:
Soy María, no sé si tengo muchas cosas que contarte, pero lo intentaré. Quizá te
preguntas por qué te he puesto ese nombre y existe una razón. Desde siempre, el
nombre de Andrés ha rondado mi vida. Mis padres me han contado que cuando yo
iba a nacer, ellos estaban seguros de que yo sería varón. Al parecer, la tecnología
de la Edad de Piedra no era muy confiable, creo que la única forma de saber el sexo
de un bebé era rezándole a San Cesáreo para que revelara el secreto a las mamás
a través de un sueño…
Cuando mis padres supieron que habían tenido una niña, me bautizaron con el
nombre María, porque mi mamá se llama María. ¡Qué originales! Mi hermano se llama Mario, porque mi papá se llama Mario. ¡Deberían elegirnos como la familia
más creativa y extravagante de la ciudad! Creo que no tuvieron más hijos para no
hacerse problemas con eso de los nombres.
El tuyo es muy bonito, no te puedes quejar ¿no? Podías haberte quedado con el
nombre “Diario”, o peor, con el nombre “Cuaderno”, pero te llamas “Andrés”, eso
me gusta. Creo que así me siento más en confianza, no es lo mismo contarle a
alguien que se llama “Andrés” que a alguien que se llama “Cuaderno”… Tengo once
años. Acabo de cumplirlos el 1 de marzo. No soy ni gorda ni flaca; ni alta ni baja, ni
rubia ni pelirroja, ni blanca ni negra, ni a rayas ni cuadriculada… ¿Te haces una idea?
No tengo muchos amigos ¿sabes? Es que soy un poco diferente al resto. Cuando
digo “diferente”, no tengo cola de chancho ni pelos en todo el cuerpo. Solo soy
tímida y hablo muy poco… es que nunca se me ocurre nada que decir. Ya me irás
conociendo. AHORA LAS PREGUNTAS : 1 ¿Quién es Andrés? 2 ¿cómo lo sabes? 3 ¿Cómo se sentía María al escribir su diario personal? ¿Por qué?
4 ¿Qué vivencias, emociones y pensamientos expresa María en su diario?
5 ¿Cómo termina María la escritura de sus vivencias diarias?
6 ¿Consideras que escribir un diario personal te ayudaría a expresar tus emociones
y pensamientos? ¿Por qué?
Respuestas
Respuesta dada por:
3
ES EL PRIMER PARAFO ESPERO QUETE SIRVA NO ENCONTRE MAS
Adjuntos:
lucilasullakana19:
que no entiendo nada
Respuesta dada por:
1
Respuesta:
Explicación:
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