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1
Las
sustancias odorantes son compuestos químicos volátiles transportados por
el aire. Los objetos olorosos liberan a la atmósfera pequeñas moléculas
que percibimos al inspirar. Estas moléculas alcanzan la mucosa
olfativa, que consta de tres tipos característicos de células: las
células olfativas sensoriales, las células de sostén y las células
basales, que se dividen aproximadamente una vez al mes y reemplazan a
las células olfativas moribundas. Los 20 o 30 millones de células
olfativas humanas contienen, en su extremo anterior, una pequeña cabeza
con cerca de 20 pequeños filamentos sensoriales (cilios). El moco nasal
acuoso transporta las moléculas aromáticas a los cilios con ayuda de
proteínas fijadoras; los cilios transforman las señales químicas de los
distintos aromas en respuestas eléctricas.
Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas alcanzan el bulbo olfatorio a través de micro-orificios del cráneo; el bulbo es una porción anterior del cerebro, que se ocupa de la percepción de los olores. Estas prolongaciones nerviosas terminan en los glomérulos, pequeñas terminaciones de celulas olfativas de forma esférica donde se procesan las señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales. La información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, tales regiones almacenan también los contenidos de la memoria y regulan la liberación de hormonas. Por este motivo, los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales. Sólo más tarde parte de la información olorosa alcanza la corteza cerebral y se torna consciente.
Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas alcanzan el bulbo olfatorio a través de micro-orificios del cráneo; el bulbo es una porción anterior del cerebro, que se ocupa de la percepción de los olores. Estas prolongaciones nerviosas terminan en los glomérulos, pequeñas terminaciones de celulas olfativas de forma esférica donde se procesan las señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales. La información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, tales regiones almacenan también los contenidos de la memoria y regulan la liberación de hormonas. Por este motivo, los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales. Sólo más tarde parte de la información olorosa alcanza la corteza cerebral y se torna consciente.
crediimiidotea:
gracias
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