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En el campo de la biología, una de las leyes de la ciencia más comúnmente aceptada es la ley de la Biogénesis. Esta ley fue establecida muchos años atrás para dictar lo que tanto la teoría y la evidencia experimental demostraban que era verdadero entre los organismos vivientes—que la vida viene solamente de la vida precedente y se perpetúa a sí misma al producir solamente su propio género y clase. A través de los años, miles de científicos en varias disciplinas han establecido la ley de la Biogénesis como exactamente eso—una ley científica que declara que la vida viene solamente de la vida preexistente de su género. Interesantemente, la ley de la Biogénesis fue establecida firmemente en la ciencia mucho antes de la estratagema de las teorías evolutivas modernas. Entonces, poco sorprende que algunos científicos llamen a la Biogénesis una súperley, ya que, en un sentido, otras leyes son derivadas de ésta (las leyes de la genética mendeliana nunca podrían operar sin que el “principio” de la biogénesis sea verdadero).
¿Ha cesado la biogénesis de algún modo de ser reproducible experimentalmente? De ninguna manera. Entonces, ¿por qué desean los evolucionistas que nosotros nos abstengamos de llamar a la biogénesis una ley?
La respuesta es obvia. Si la biogénesis es aceptada como una ley—i.e., una regularidad real en la naturaleza—¿cómo podría alguna vez la evolución haber empezado? La biogénesis (la Ley de la Biogénesis) representaría la deshiladura completa de la teoría evolutiva desde abajo hacia arriba. Entonces, sorprende poco que algunos evolucionistas del tiempo moderno hayan intentado desgastar el diccionario para surgir con otra palabra (“regla”, “principio”, “dictamen”, etc.) aparte de Ley para atacar a la Biogénesis. A pesar de sus esfuerzos, y los éxitos y fallas con las cuales esos esfuerzos finalmente se encontraron, nosotros sabemos que el “dogma de la biología moderna, del cual no se esperaría de ningún hombre razonable el discreparlo”, es todavía la biogénesis. J.W.N. Sullivan, científico brillante de una generación atrás, escribió estas palabras, las cuales son tan aplicables hoy como cuando él primero las escribió: "El comienzo del proceso evolutivo origina una pregunta que es todavía incontestable. ¿Cuál fue el origen de la vida en este planeta? Hasta tiempos muy recientes había una creencia bastante general en la sucesión de la “generación espontánea”... Pero experimentos cuidadosos, notablemente aquellos de Pasteur, mostraron que esta conclusión fue causada por la observación imperfecta, y llegó a ser una doctrina aceptada que la vida nunca surge excepto de la vida. Hasta ahora como la evidencia actual indica, ésta es todavía la única conclusión posible. Pero ya que ésta es una conclusión que nos lleva atrás hacia algún acto creativo sobrenatural, es una conclusión que algunos científicos ateos encuentran difícil de aceptar" (1933, p. 94).
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