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La leyenda de Canek
Canek, con 21 años de edad, fue coronado rey de Chichén Itzá; ese mismo día vio un hermoso rostro del cual se enamoró. Era la princesa Sac-Nicté, que solamente tenía 15 años. Al cruzar miradas los dos sintieron lo mismo. A pesar de que el amor fue mutuo, Sac-Nicté estaba destinada al príncipe de Uxmal Ulil.
El tiempo pasó y Canek fue invitado a la ceremonia de bodas de Sac-Nicté. Antes de asistir, un fiel consejero le dijo que Sac-Nicté lo estaría esperando entre flores hermosas. Fue así que se decidió a luchar por lo que quería antes de que el destino le hiciera una mala jugada.
El día de la boda, y mientras todos los invitados danzaban alegres, Canek llegó con sesenta de sus guerreros y subió al altar donde ardía el incienso y cantaban los sacerdotes. Canek llegó con el signo Itzá sobre el pecho: “¡Itzalán!, ¡Itzalán!” gritaban como lo hacían en el campo de combate arrebatando a la princesa de los testigos. Ulil enfurecido se levantó en armas. La guerra se había desatado: Mayapán y Uxmal contra el Itzá.
Al terminar el reinado de Mayapán los itzaes dejaron sus casas y templos ubicados en Chichén Iztá. Se cuenta que abandonando la ciudad llorando. Delante de los habitantes de Itzá iba el rey Canek, caminando por los senderos a lado de su mujer Sac-Nicté. Aunque se salvaron los itzaes, los ejércitos de Uxmal y Mayapán encontraron los ecos de sus voces en los palacios y templos vacíos. Chichén Itzá quedó muerta, pues sus personas la habían abandonado. Es así que la leyenda de Sac- Nicté y Canek nos explica por qué los Mayas abandonaron Chichén-Itzá.