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Un cementerio, el ambiente es como todos los de este tipo: tumbas que no reciben la visita de sus parientes hace mucho tiempo, no hay flores, las estatuas lucen anticuadas y bastantes desgastadas.
De un momento a otro, un ventarrón comienza a mover las cosas, todo empieza a rejuvenecer, las estatuas recobran su esplendor, las hojas del suelo recobran su lugar.
De pronto nos encontramos en una casa en donde se está velando el cuerpo de Don Marcial, Marqués de Capellanías. Como por arte de magia, un botón invisible es activado y don Marcial recobra la vida.
Al levantarse, todas las personas se sorprenden al ver lo que está ocurriendo y luego se retiran porque ya no tienen nada que hacer en ese lugar. Incluso el notario que se había apersonado para ver lo de la herencia se fue ya que don Marcial estaba vivo.Los días pasaban y el sintió como su cuerpo iba sufriendo cambios; desaparecieron las arrugas de la frente, su papada y las patas de gallo tambien se esfumaron. Sintió en un momento la necesidad de una mujer, su cuerpo lo pedía. Por fortuna, su esposa al enterarse de que estaba vivo regresó a la casa conyugal y los días siguientes pasaron ardientes momentos de intimidad.
Días después, en algún momento, se encontraron frente a un cura con trajes de novios y el sacerdote los “descasó” y podían ir y vivir felices cada uno por su lado. Salieron de la iglesia y cada quien se fue hacia su hogar.
Él seguía visitando a su esposa en la casa de los padres de ella. Poco a poco las visitas fueron siendo menos seguidas hasta que ya no se vieron.
Regresó al colegio y para su sorpresa comenzó a olvidarse todo lo que había aprendido en todos esos años, los conocimientos de física, matemáticas, todo se fue de su memorio. Salía a pasear con otras chicas y con sus amigos.
Un día sintió los deseos de jugar con juguetes para niños, no se explicaba po qué , pero así lo sentía. Se dio cuenta de que los muebles de la casa empezaban a crecer y los iba observando cada vez desde abajo para arriba.
Otro día quiso caminar y se cayó, al querer incorporarse no podía hacerlo, lo único que le quedaba era gatear. Se trató de comunicar con los que lo rodeaban y no podía porque nadie le entendía lo que balbuceaba.
Él no se exlicaba por qué. De imprevisto se encontró en los brazos de una mujer que le hacía muchos mimos y caricias. Finalmente apareció en el útero de esta mujer y de pronto desapareció.