Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
Hebreos 10:24-25
reflexion porfaaa
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1.Dios está cercano y es nuestro refugio en medio de las tormentas y las catástrofes que enfrentemos.
No importa si los problemas son pequeños o grandes o si las consecuencias parecen imposibles de soportar, nuestro Dios es la única fuente de verdadera seguridad y podemos confiar en El. Dios cuida de nosotros como lo menciona el Salmo 121 y podemos corroborarlo a lo largo de toda la Escritura y muchos lo hemos experimentado durante nuestras vidas. Los cristianos sufrimos como todos los demás, pero lo podemos hacer con la paz que Dios nos da al saber que nuestro Padre Celestial está al pendiente de nosotros. El miedo ha ocasionado que en los Estados Unidos la venta de armas haya aumentado considerablemente y en el mundo entero las compras de pánico de artículos como el papel de baño se han dado de manera casi incontrolable. Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio (2 Tim. 1:7) que nos permite enfrentar las circunstancias confiados y en completa paz (Isaías 26:3).
2. El amor al prójimo es la prueba fundamental de nuestra fe.
Jesús afirmó claramente en Juan 13:13: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. En tiempos de crisis, nuestro genuino amor por los demás es la luz a un mundo oscurecido por los problemas. Este amor es concreto y tiene como ejemplo máximo el amor que Jesús nos demostró al morir por nosotros en la cruz (Juan 13:34). Quizá una muestra que puede parecer sencilla, pero es fundamental en estos momentos es mantener nuestra “sana distancia” de los demás no necesariamente para cuidarnos a nosotros mismos sino para cuidar a los demás. Nuestra perspectiva y misión debe ser el bien común y necesitamos hacer lo necesario para proteger el bienestar de los demás. También esta crisis mundial por el COVID-19 está evidenciando la enorme desigualdad social y económica de todos los países, pero que se palpa con más claridad en los países en vías de desarrollo. Tristemente son los pobres los que tendrán el mayor impacto de esta pandemia mundial y todos tenemos la responsabilidad de ayudar a los más necesitados y luchar por reconstruir un mundo en donde haya más justicia y equidad.
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