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Respuesta:
En general, la explotación minera a cielo abierto tiene un gran impacto ambiental en la zona en la que se lleva a cabo. Las características específicas del impacto dependen fuertemente del contexto local de explotación. Señalaremos algunos aspectos generales de tal impacto:
Suele provocar cambios importantes en la morfología del terreno pues se devasta la estructura del suelo y se reseca la zona circundante, lo que disminuye la producción agrícola y ganadera. La actividad minera impacta intensamente sobre la flora existente, muchas veces modificándola o eliminándola.
Otras consecuencias de esta explotación minera son la alteración paisajística por la devastación material del lugar a explotar y la contaminación sonora, pues las operaciones mineras producen mucho ruido (trituración y molienda, carga y transporte de los minerales, generación de energía, entre otras fuentes de ruido).
Otro medio ambiental afectado es el aire, que se nutre de impurezas sólidas provenientes de polvos y combustibles tóxicos que quedan suspendidos en el aire, vapores y emanaciones de cianuro gaseoso, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Estas sustancias afectan las vías respiratorias de personas y animales generando daños a su salud.
La explotación minera puede contaminar las aguas superficiales y subterráneas si los residuos finos que se producen pasan a formar parte de los sedimentos de los ríos y arroyos de la zona. En especial, si se vierten aceite usado, reactivos químicos, sales minerales y sólidos residuales al suelo y a los cuerpos de agua.
Explicación:
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