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En innumerables ocasiones hemos oído expresiones recurrentes del refranero popular como “tener una memoria de elefante”, “tener una vista de lince” o “tener un olfato canino” que enfatizan y ponen de manifiesto lo desarrollados que algunos animales tienen algunos sentidos o cualidades. Sin embargo, ¿cómo de desarrollados tienen los sentidos las gallinas?
La totalidad de los animales, entre los que obviamente incluimos a las gallinas y otras aves de corral, reaccionan de cierto modo a los estímulos que sus sentidos perciben, a los que suelen responder de manera inmediata. Las gallinas y aves de corral no tienen igual de desarrollados todos los sentidos y, de igual manera que la mayoría de aves, la vista es el sentido más desarrollado de las gallinas.
La vista
Aunque la vista en las gallinas no está tan desarrollada como en la mayoría de las aves que necesitan una importante agudeza visual para el vuelo, las gallinas tienen unos ojos grandes en proporción con el cuerpo, son poco movibles, pero abarcan un campo visual importante, más que suficiente para permitirles distinguir formas y tamaños.
El oído
La vista es su sentido más desarrollado, pero las gallinas también disponen de muy buenas capacidades auditivas. Por tanto, estos dos sentidos, vista y oído, juegan un papel esencial en su vida cotidiana y, sobre todo, en su faceta social, pues la comunicación entre los “compañeros” de gallinero se recibe básicamente a través de señales visuales (posturas, comunicación no verbal, etc.) y auditivas (emisión de sonidos breves y repetitivos para llamar la atención de otras gallinas, indicar el lugar donde está el agua de bebida o el alimento, para prevenir de algún peligro, etc. así como para comunicar situaciones típicas del día a día de una gallina).
La oreja de las gallinas es muy diferente exteriormente si la comparamos con la de los mamíferos ya que no tiene pabellón auditivo y se reduce, como en todas las aves, a dos conductos auditivos situados cerca de los ojos, que están recubiertos de plumas para reducir las turbulencias y que la transmisión del sonido llegue de la forma más limpia. Sin embargo, el funcionamiento del oído es similar al de los mamíferos. Del mismo modo que sucede en el oído de los seres humanos, el canal auditivo capta las ondas sonoras que hacen vibrar el tímpano. Así, el oído de las gallinas es casi tan eficaz como el oído de los mamíferos, particularmente con los sonidos muy breves.
El olfato y el gusto
Aunque el sentido del olfato y del gusto, particularmente asociados, están poco desarrollados en la gallina, las gallinas pueden percibir los sabores y olores de los alimentos que comen, así como del ambiente. El sentido del olfato, mucho menos desarrollado si lo comparamos con el de la mayoría de los mamíferos, sirve a las gallinas para encontrar la comida, encontrar a otros animales o detectar la presencia de depredadores u otros animales.
El sentido del gusto en las gallinas está bastante mermado en comparación con otros animales y está limitado, pues apenas tienen unas pocas papilas gustativas en la base de la lengua y en la capa córnea del pico. Si bien, las gallinas son capaces de percibir y diferenciar los distintos sabores – dulce, salado, amargo o ácido-, pero su reducido sentido del gusto nunca les permitirá convertirse en auténticas gastrónomas. Por esta razón, las gallinas, a la hora de diferenciar el tipo de alimentos se guían más por características visuales de la comida como el tamaño, el color o la textura.
El tacto
El sentido del tacto está estrechamente aparejado con las plumas que recubren el cuerpo de las aves. Las gallinas cuentan con diversas células receptoras que son sensibles al tacto, sentido que se pone de manifiesto cuando, por ejemplo, las gallinas toman baños de arena. El sentido del tacto también interviene a la hora de tomar el alimento, cuando las gallinas, “identifican” los alimentos no sólo por sus sabores y olores, sino por sus formas o textura.
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