¿Por qué Hobswarn opina que el enfrentamiento entre el capitalismo y el socialismo no es tan importante a largo plazo, aunque lo sea para aquellos que vivieron durante el siglo XX y principios del XXI?
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Respuesta: Eric Hobsbawm es, sin duda, un gran historiador. Muy reconocido por anteriores investigaciones sobre la revolución industrial inglesa y las revoluciones burguesas, es considerado un especialista en el siglo XIX europeo. En la década de los ochenta dio a la imprenta el resultado final de un esfuerzo gigantesco: la síntesis en tres tomos de la historia mundial del siglo XIX. Bajo el título “Historia del siglo XX” la editorial Crítica de Madrid publicó en 1995 la primera edición en español de la obra, aparecida un año antes en su versión inglesa con un título algo distinto: LA ERA DE LAS EXTREMAS. EL CORTO SIGLO XX: 1914 – 1991. Constituía la continuación de LA ERA DE LA REVOLUCIÓN (1789-1848), LA ERA DEL CAPITAL (1848-1875) y LA ERA DEL IMPERIO (1875-1914).
Este cuarto tomo dedicado al siglo XX no es, seguramente, el mejor de la serie. El autor no está especializado en historia contemporánea, aunque probablemente el lector promedio no va a darse cuenta, dado lo bien hilvanado que está el relato histórico. Es también éste el más ideológico de los cuatro volúmenes, es decir, el más cargado de valoraciones políticas y apreciaciones a menudo subjetivas. No obstante, la extensa recolección de datos, el recurso a múltiples fuentes, así como su riqueza de matices, la convierten en una obra indispensable para quien se interese por la interpretación y el significado del siglo recién pasado. El libro no cierra, desde luego, el debate al respecto; más bien está contribuyendo a abrirlo. Ésa es tal vez su mayor virtud.
La tesis inicial de Hobsbawm respecto al siglo XX aparece explícita desde el propio título: se trata de un siglo “corto”, que abarcaría desde 1914, inicio de la primera guerra mundial, hasta 1991, año del derrumbe y desmembración de la Unión Soviética. Su justificación hay que buscarla, sin embargo, en el tomo anterior, que es donde el autor argumenta por qué el siglo XIX “se alarga” hasta 1914. El siglo XX comenzaría entonces tardíamente y culminaría anticipadamente, configurando así un “siglo corto”.
El fundamento teórico sobre el que se apoya esta tesis es la consideración del tiempo histórico, diferente al tiempo cronológico. En este caso el siglo histórico no es lo mismo que el siglo calendario, es decir, no se ajusta exactamente a lo que es la centuria. La idea no es patrimonio exclusivo de Hobsbawm. Antes que él la habían desarrollado ya otros historiadores, por ejemplo Immanuel Wallerstein (El moderno sistema mundial, Siglo XXI, México, 1984). Éste, al referirse al siglo XV, el siglo de la conquista del Nuevo Mundo y de la fundación de los primeros imperios coloniales, defiende que aquél comenzó en 1492, el año del descubrimiento, terminando asimismo antes, hacia 1590, cuando España ha perdido ya la hegemonía mundial.
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yo quiero de lo que fuma el de arriba, no esta preguntando de su vida ciego