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En primera persona, un niño refiere su vida a partir de la figura del amigo. Sin resentimiento, nos cuenta que la extremada pobreza le impidió continuar con los estudios, a pesar de ser el alumno más aventajado de su escuela.
A los trece años se alistó en la guerrilla donde recibió un fusil. Se le impuso una disciplina férrea y una pesada carga por la que debía responder. Pero antes de entrar en la organización, ya había sido equipado con un armamento más sólido que lo protegerá de la ferocidad de la guerra, mucho más que un escapulario, o la foto de la madre... En medio de la miseria, él ha conocido el amor de la abuela y de la madre; la grandeza espiritual del tío, que reemplaza a la figura del padre; la generosidad y el sólido carácter de su maestra; y el don de la amistad profunda y verdadera, la del amigo que se deja matar por él, antes que delatarlo.
Un disparo seco nos instala en ese no lugar simbólico que es la guerra. En aquel paisaje es preciso ir con cuidado, dar con un escondrijo a tiempo, tener la destreza de huir a la velocidad del rayo. Todo está cargado de presagios, hasta el arco iris que anuncia un fatal desenlace. Nadie está seguro y, sin embargo, la vida continúa. Los niños juegan cuando no van a la escuela o se dedican a las faenas del campo. Pero este testimonio es mucho más que una muestra antropológica de la infancia en zonas de violencia.
espero te ayude ;D