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Los árboles constituyen una tecnología natural increíble. Generalmente llamados los pulmones del planeta, los árboles vivos de los bosques tropicales “inhalan” dióxido de carbono (CO2) del aire. Los bosques sanos limpian el aire y regulan el clima.
Los bosques vivos sostienen la vida: benefician a las personas, a las plantas y a los animales por todo el trabajo invisible que realizan como almacén de carbono. También ayudan a controlar el clima del planeta y las precipitaciones.
Plantar árboles en bosques dañados o talados crea un cultivo de árboles jóvenes consumidores de carbono. A medida que crecen los árboles –a lo largo de 50 a 100 años– absorben CO2 del aire y, a su vez, recuperan el hogar para pájaros y para la vida silvestre.
El consenso científico sostiene que mientras mantengamos gases que atrapan calor, como el CO2, en la biomasa –el tejido vivo de los árboles– podremos reducir las alteraciones relacionadas con el clima como las tormentas poderosas, inundaciones y sequías grandes. Los árboles, por lo tanto, nos protegen.
Los científicos de TNC saben cómo funcionan los árboles como máquinas inhaladoras de carbono. Dentro de cualquier bosque, podemos tomar medidas precisas, inclusive el diámetro de los troncos, para determinar la cantidad de carbono almacenado por los árboles.
Anualmente, se genera más contaminación por la pérdida de bosques que por el transporte mundial – aviones, trenes, automóviles y barcos en conjunto. La deforestación produce 15% de las emisiones de CO2 anuales en todo el mundo. Los suelos perturbados –junto con las ramas y hojas podridas– hacen que el carbono sea liberado al aire. Reduzcamos las emisiones preservando nuestros bosques.
La tala de árboles y bosques, muchas veces, se convierte en parte del problema del cambio climático. Cuando se talan árboles por su madera o para combustible –o cuando se queman los bosques para la agricultura– su CO2 almacenado se libera al aire y, de esta manera, genera que el planeta se caliente. Evitemos la deforestación.
Los índices más altos de deforestación se observan en países en vías de desarrollo como Brasil e Indonesia, donde TNC está trabajando con las comunidades y los gobiernos para frenar la tala de bosques. Si las personas tenemos incentivos reales para proteger nuestros bosques, el mundo puede reducir una de las principales causas del cambio climático.
Explicación:
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Explicació1. Concienciar(se) sobre la importancia de los bosques
La primera medida para hacer frente a un problema es ser consciente del mismo y de las ventajas de contribuir a combatirlo. La deforestación ha causado la desaparición de un promedio de cinco millones de hectáreas anuales de bosques entre 2001 y 2010, según un estudio publicado en 2013 por la ONG británica Chatham House.
La deforestación ha causado la desaparición de un promedio de cinco millones de hectáreas anuales de bosques entre 2001 y 2010
Los bosques son mucho más que un grupo de árboles acumulados en un espacio natural: son esenciales para reducir las consecuencias del cambio climático o los desastres naturales; para la conservación de la biodiversidad (constituyen el hábitat de dos tercios de las especies del mundo); proporcionan vivienda y millones de puestos de trabajo en todo el planeta; contribuyen a mejorar la alimentación mundial; y son una fuente de energía renovable (la dendroenergía).
La concienciación no acaba en nosotros mismos. Una vez conocidos el problema y sus posibles soluciones, el siguiente paso es hacer partícipe al resto de la sociedad, empezando por nuestros amigos y familiares y siguiendo con el resto de personas que nos vean actuar de forma activa.
Imagen: Jacinta Lluch Valero
2. Aprovechar al máximo los productos de papel y madera
El consumo de productos de usar y tirar, con un empaquetado o envasado excesivo o innecesario o de mala calidad que duran muy poco, conlleva un abuso de los recursos provenientes de los bosques que hace peligrar su futuro y el bienestar de los seres humanos.
Los consumidores pueden hacer un empleo responsable de los productos y bienes provenientes de los bosques, utilizando solo lo imprescindible y que estén fabricados para durar. El papel se puede imprimir solo para lo necesario, aprovechándolo por las dos caras; los envoltorios o papeles de regalo se pueden reutilizar; los productos de madera se pueden conseguir de segunda mano o en sistemas de intercambio o trueque, etc. De esta forma se alarga su vida útil y, de paso, se ahorra dinero.
3. Reciclar el papel y el cartón
Un gesto tan sencillo como reciclar papel o cartón supone importantes beneficios para el cuidado de los bosques: se evita el uso de materiales nuevos; se reduce la cantidad de residuos en vertederos; disminuye la energía necesaria para la elaboración y el transporte de productos realizados desde cero; y las emisiones de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero implicados en el cambio climático, también descienden.
Los ciudadanos pueden reciclar los productos de papel y cartón usados en el contenedor azul más próximo a sus hogares. En él pueden depositar folios, publicidad de los buzones, cajas, hueveras, diarios, revistas, bolsas, etc. Lo que no se debe llevar son los envases de tetrabrik, que van al contenedor amarillo, ni los cartones plastificados, que van al contenedor genérico. Si los residuos están manchados de grasa tampoco se pueden reciclar en el azul.
Para continuar el ciclo, los consumidores pueden adquirir productos de papel y cartón reciclado, además de libres de cloro. En la actualidad se pueden encontrar de características, gramajes, colores y calidades muy variadas y a precios que no envidian nada a los convencionales.
4. Adquirir productos con el sello certificado FSC
La tala y contrabando ilegal de madera hacen peligrar a este recurso natural básico y causan importantes daños ambientales, económicos y sociales. Para hacer frente a este problema, los ciudadanos pueden adquirir productos con el sello Forest Stewardship Council (Consejo de Administración Forestal, FSC), que certifica que han sido elaborados con una madera o derivados forestales obtenidos con criterios ambientales y sociales exigentes y económicamente viables.
En nuestro país, el interés por el FSC surge en 1998 de la mano de WWF. Según esta ONG, España es uno de los principales miembros de la Unión Europea (UE) donde se recibe madera de talas ilegales. Cada vez más empresas comercializan productos con FSC, de manera que la oferta se amplía.
5. Apoyar a ONG ambientales y campañas para plantar árboles
Las principales ONG ambientales, como WWF, Greenpeace, Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife o Amigos de la Tierra, emprenden diversas acciones para cuidar y recuperar los bosques. Incluso algunas organizaciones están especializadas en el cuidado de los bosques, como la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA).