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Respuesta:
El lenguaje de uso diario contiene intrínsecamente un uso no inclusivo de género y su uso está aceptado
de manera popular, institucional e incluso académica. Sin embargo, el uso de lenguaje inclusivo se
puede integrar en todos estos ámbitos de forma natural y sin entrar en conflicto con el uso apropiado de
las normas gramaticales, por lo que no existe una justificación para no emplearlo. Además, permite la
ruptura de las nociones sexistas y patriarcales reforzadas habitualmente por el lenguaje no inclusivo.
Existe gran variedad de recursos y herramientas lingüísticas para el uso efectivo del lenguaje inclusivo.
La eliminación del uso masculino de manera genérica para designar a las personas o del masculino
plural para referirse a grupos mixtos de personas donde evidentemente se encuentran presentes otro
género o géneros, además del masculino, es una táctica útil para iniciar un uso de lenguaje inclusivo.
Asimismo, cuando se hace referencia a ambos géneros también se recomienda alternar el orden entre el
femenino y el masculino, evitando el uso de las formas masculinas siempre en la primera posición.
Como se menciona anteriormente, es evidente que existen muchos recursos que se pueden aplicar para
un lenguaje inclusivo; sin embargo, no se recomienda el uso del símbolo «@» ni «x» para sustituir las
vocales al referirse a ambos géneros. Estas estrategias suelen dificultar además la lectura a personas
con discapacidad visual que utilizan medios electrónicos de lectura. En lugar de ello, estas
recomendaciones presentan otras estrategias útiles e igualmente efectivas que resultaran en el mismo
fin.