Respuestas
Respuesta:
La Consagración Mariana lejos de
interferir en el proceso de nuestra
santificación cristiana como elemento
extraño, lo facilita, lo encauza y lo
consuma.
Toda Consagración Mariana es por sí
misma Cristo céntrica y Trinitaria, por
tanto: "Consiste en darse por entero a
María, y a Jesús por Ella, haciendo
todas las cosas con María, en María,
por María y para María", es decir:
"Con María". Practicar las virtudes a
ejemplo suyo, es decir, tomar a la Virgen
por modelo acabado de todo lo que se
ha de hacer. Se trata de acudir a
nuestros deberes cotidianos como lo
haría Ella.
"En María". Permanecer unidos a sus
sentimientos para vivir su íntima vida
afectiva. Acostumbrarse al recogimiento
interior para formar un pequeño
esbozo o retrato espiritual de la
Virgen. Ella será nuestro oratorio,
lámpara encendida y cámara sagrada.
San Ambrosio lo diría así: "Que el
alma de María esté en cada uno de
nosotros para glorificar al Señor".
"Por María": Obrar a impulsos de la
gracia que la Virgen nos obtiene con
su intercesión, valiéndonos de su
eficaz mediación. Sin Ella, como sin
Jesús, nada podemos en el orden de
la gracia.
"Para María": es decir, honrarla
sirviéndole y agradándole en todo.
Obrar para difundir su culto y
glorificarla como fin próximo, a fin de
tributar la mayor gloria posible a Dios
como fin último y supremo.