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Gas
El gas se considera una energía sucia. Sin embargo, es una energía de transición y es la menos contaminante de los combustibles fósiles. A diferencia de otras fuentes de emisión de CO2 como el carbón o el petróleo, el gas es menor. No obstante, su uso sigue representando un gran problema para el progreso de las energías renovables. El gas natural comporta también un elevado impacto ambiental y un alto gasto energético, puesto que para almacenarlo, es necesario comprimirlo y licuarlo a temperaturas muy bajas. Además, se necesitan grandes obras e infraestructuras a la hora de transportarlo, que son capaces de producir grandes alteraciones en el paisaje y en su biodiversidad. También, hay elevados riesgos de fuga de metano. Todos estos factores lo convierten en una energía sucia.
Carbón y petróleo
El carbón y el petróleo son los dos combustibles fósiles más utilizados del planeta y también son las energías más contaminantes que existen. Estos emiten gran cantidad de gases de efecto invernadero, siendo los mayores culpables del efecto invernadero y del cambio climático y provocando no solo la contaminación del aire, sino también de la tierra y del agua.
Además, no son energías renovables, es decir, proceden de fuentes limitadas y llegará un momento en que se agoten completamente. Por tanto, si seguimos usándolas a este ritmo, se agotarán y habrá que buscar nuevas formas alternativas.
Energía nuclear
Aunque la energía nuclear no es una energía tan sucia, sí que contribuye al cambio climático global. Los desechos radiactivos que produce y los accidentes en plantas nucleares, hacen que esta energía no pueda ser considerada una alternativa a los combustibles fósiles.
Otro inconveniente de la energía nuclear es que las centrales trabajan con elementos que son muy inestables y resultan extremadamente peligrosos en caso de fuga. Por ejemplo, algunos de los mayores desastres naturales y humanos en la historia del planeta, como la de Chernóbil o Fukushima, han sido causados por centrales nucleares.
Además, la energía nuclear cuanta con el inconveniente del almacenamiento de los residuos y que los materiales necesarios para generarla, como el plutonio o el uranio, son escasos.
Energía hidroeléctrica
La energía hidroeléctrica es un claro ejemplo de una energía que procede de fuentes renovables, pero que también son sucias. Las presas hidroeléctricas:
- Alteran los ecosistemas.
- Dañan zonas agrícolas.
- Destruyen el patrimonio cultural.
- Desplazan comunidades allí donde se asientan.
Las grandes centrales hidroeléctricas disminuyen la calidad de las aguas y afectan las condiciones de la flora y la fauna de la zona, obligando a las especies a migrar o impidiendoles continuar con su ciclo vital. Por ejemplo, los grandes embalses impiden a los salmones remontar el río para desovar. Además, también son una fuente de emisión de gases de efecto invernadero, puesto que la construcción de sus depósitos emite toneladas de metano.