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Respuesta:
La ciencia, tal como la conocemos hoy, no ha encontrado un terreno fértil para crecer más que en el occidente cristiano. Es, por tanto, el fruto de la conciencia europea, y, en consecuencia, es justo decir que su matriz es grecolatina y judeocristiana. Sin embargo, y a pesar de que, como decía Chesterton, “la ortodoxia cristiana y la ciencia occidental son las dos únicas realidades humanas que han progresado siempre a lo largo de toda su historia, sin hacer nunca borrón y cuenta nueva”, también es cierto que las relaciones entre ambas, en particular desde el Renacimiento, no han sido siempre fáciles. Una prueba de ello es que la enseñanza de la religión sigue despertando hostilidades en determinados ámbitos científicos, y día a día somos testigos de numerosas muestras de ello.
Sin embargo, el dinamismo de la razón, en su ímpetu de conocer la totalidad de la realidad, no debe restringirse únicamente al conocimiento científico, sino que debe estar abierto a otros ámbitos de la experiencia humana como la indagación filosófica o la pregunta sobre el sentido religioso.
Explicación:
espero que te sirva.